Europa

Bruselas

Rubalcaba: «En la recta final sólo miro a la meta no hago pronósticos»

«Rajoy tiene un programa que amenaza los derechos y las libertades». «No veo un reto independentista en Euskadi a corto plazo»

Hay partido. A pesar de las demoledoras encuestas, Rubalcaba cree que aún se puede pelear
Hay partido. A pesar de las demoledoras encuestas, Rubalcaba cree que aún se puede pelearlarazon

LOGROÑO- Empezó la campaña con tres actos diarios y ya va por seis. Su empeño, y lo sabe, es imposible. Pero al menos, pelea, como dice su lema. Este cántabro de verbo ágil, respuesta rápida y aspecto frágil ni se rinde ni se agota. Nunca lo ha hecho, y es por eso quizá por lo que ha sobrevivido a los peores tiempos del socialismo. También por su adicción al trabajo, su compromiso político y su deseo casi enfermizo de llevar siempre la iniciativa y las riendas. Pasan los secretarios generales, pasan los gobiernos socialistas, y ahí sigue Rubalcaba. El eterno número dos es hoy el uno del socialismo y hay quien apuesta que sea cuál sea el resultado del 20-N, ahí seguirá por mucho tiempo. El calla. Hoy tiene el apoyo absoluto del partido, pero ¿y el 21-N? A juzgar por lo que se escucha en las federaciones, en esta campaña ha ganado galones para mantenerlo.

–A pesar de las demoledoras encuestas, ¿todavía cree, como canta su amigo Alejo Stivel, que hoy puede ser un gran día?
–No están bien, pero no es la primera vez que se equivocan, ni la segunda, ni la tercera… Y por tanto, lo que hemos hecho ha sido reforzar la campaña, y donde teníamos dos mítines hemos puesto seis, que es lo razonable en estos casos.

–Una derrota de menos de diez puntos de diferencia, ¿sería una derrota digna?
–En la recta final sólo miro a la meta. No me hago pronósticos, no soy nada partidario.

–¿Y de verdad cree aún que hay partido?
–No es fácil, pero estamos mejor que hace dos días. Lo creo sinceramente, y no sólo porque nuestras encuestas nos den mejor, que nos dan, es que creo que hay mucha gente que no ha decidido su voto y que son ex votantes nuestros. Tenemos que dedicarnos esta semana a convencerles primero para que vayan a votar y segundo, para que nos voten a nosotros.

–Deme dos razones por las que haya que votar a Rubalcaba y no a Mariano Rajoy.
–La primera, el programa; la segunda la persona. He contado a los españoles cómo salir de la crisis y Rajoy, no. Conmigo saben por dónde vamos a ir; con él, no. Mi programa es factible y trata de que salgamos todos juntos de la crisis; Rajoy tiene un programa con muchas amenazas para los derechos y las libertades de los ciudadanos. Y en lo que respecta a las personas, mis características políticas son más adecuadas que las de Rajoy para afrontar las circunstancias por las que va a pasar España los próximos 4 años.

–Pues no parece que el electorado tenga ningún miedo a Rajoy, ¿por eso ha decidido usted agitar el fantasma de Aznar en los últimos mítines?
–Él personalmente no asusta, pero yo no me olvido del Mariano Rajoy de la anterior Legislatura. Ha hecho un gran esfuerzo por suavizar su imagen política, pero hace cuatro años dijo unas cosas tremendas que a mí no se me han olvidado. El que ciertamente no cambia es Aznar, siempre igual. Y es bastante evidente para todo el mundo que la influencia de Aznar sobre Rajoy es muy grande.

–¿Qué le diría a los miles de españoles que piden cambio tras verse defraudados por un Gobierno que ha tomado decisiones muy duras que, además, no estaban en su programa?
–El programa electoral que hizo el PSOE no tenía la crisis en su diagnóstico. Ni el PSOE, ni el PP, ni nadie… Nadie imaginó una crisis de estas características hace cuatro años: llegó y nos golpeó con fuerza, y cuando la creíamos dominada ha vuelto a surgir. Y en ese sentido no se le puede pedir a un partido que está en el Gobierno que no tome medidas contra la crisis porque no estaba en su programa. Todo el mundo lo ha hecho. Por eso me sorprende que me digan «por qué usted propone ahora cosas que no hizo?». ¿Y Merkel? ¿Y Sarkozy? ¿Y Obama? Están haciendo cosas distintas todos cada semana. Me esfuerzo en explicar que hemos tenido un mal verano, que llevamos unos meses en una situación de estancamiento y que ahora hacen faltan otras políticas. Por tanto, lo que trato de contar a la gente y lo que me gustaría que vieran es que lo que estoy proponiendo ahora es lo más adecuado para la situación en que vivimos. ¿Creen los españoles que además del ajuste debemos hacer inversión para recuperar la economía sí o no? Yo creo que sí. Es más, le diré que esa idea se abrirá paso y que ese debate ya está aquí. Europa tendrá que replantearse la situación con toda certeza.

–Pues la senda que se impone sigue siendo la del ajuste…
–De momento, los socialdemócratas estamos todos en lo mismo, y alguno de ellos puede llegar al Gobierno en muy poco tiempo. Entretanto, ¿cuánto tiempo más aguantará Europa con un crecimiento como el que tiene, que es prácticamente cero? No mucho. Este debate se abrirá paso porque ya está en los manuales de economía. Cuando la economía no tira, cuando no tira el sector privado porque tiene el crédito taponado, no hay más remedio que hacer un esfuerzo desde el sector público. ¿Eso significa que lo debe hacer España con su sector público? No, no tenemos capacidad, pero Europa sí. Hay que pedirle a Alemania que deje de hacer una política de ajuste tan dura. Que todos hagamos lo mismo y que todos hagamos ajustes es un disparate, y eso lo sabe todo el mundo menos Rajoy, que se niega a reconocer que lleva tres años haciendo un diagnóstico interesadamente erróneo.

–Si Zapatero hubiera convocado elecciones el 10 de mayo de 2010, ¿el partido para el PSOE hubiera sido más fácil?
–No lo sé, porque si Zapatero hubiera convocado elecciones en 2010, igual ahora estábamos como Grecia, Portugal o Italia. Es que cuando se escriba la historia y se lea lo que se hizo esa semana de mayo, probablemente, tendremos una explicación cabal de por qué no estamos como Italia. Hemos pagado un coste político muy alto por aquellas medidas, pero desde el punto de vista del conjunto del país han sido las que nos han permitido no estar intervenidos hoy.

–Antes de la campaña electoral usted decía que el PP no tenía programa y, sin embargo, en el debate televisivo dio usted buena muestra de que se había estudiado a fondo cada uno de sus capítulos, ¿en qué quedamos?
–Tiene, tiene…

–¿Lo descubrió durante la preparación del debate?
–Ja, ja.. Es que le ha costado mucho sacarlo, pero ya está escrito. Si se da cuenta, lo ha escondido hasta que no ha tenido más remedio, y aun así lo ha desdibujado, edulcorado y medido. ¿Se ha dado cuenta de que no han explicado ninguna de las cosas sobre las que yo le pregunté en el debate electoral? (Revisión de las pensiones, desamparo de los trabajadores de pequeñas empresas y reducción de la prestación por desempleo). Nadie ha dicho nada de eso, ni de la Sanidad, ni del banco sucio que, por cierto, está ahí y costará mucho dinero, ya lo verá…

–¿Cuando dice que su programa es para los próximos cuatro años quiere decir que si no lo consigue el 20-N, lo volverá a intentar?
–No, no estoy pensando en eso, sino en que los ciudadanos vean que en el programa del PSOE hay una guía de cuatro años, que no es para salir al paso, sino que son las líneas maestras de nuestro partido para la próxima legislatura.

–Pero este programa es muy suyo. Nunca antes un candidato se había implicado tanto en la redacción, por tanto si no es para darse una segunda oportunidad puede parecer que deja usted el camino escrito al que venga…
–Es muy mío, me he implicado mucho, pero es de mucha gente. La filosofía general es muy colectiva, muy socialdemócrata, aunque es verdad que hay algunas cosas que la socialdemocracia debe revisar.

–¿Guerra y González, protagonistas indiscutibles de su campaña electoral, son capaces de movilizar a una izquierda que no movilizaría Zapatero?
–No es tanto eso. Lo que he pretendido es que la gente entienda que lo que estamos discutiendo es lo mismo que lo que hemos hecho en los últimos 30 años.

–Pues de los últimos 30 años también ha sido protagonista Zapatero y no ha estado en el arranque de su campaña…
–Pero ha estado en otros momentos, por ejemplo en la conferencia política. Zapatero ha hecho la campaña que ha querido y ha estado exactamente donde ha querido. Su presencia la ha decidido él en función de su agenda y de sus perspectivas vitales.

–¿Comparte con José Antonio Griñán que a Zapatero se le está escribiendo una biografía maldita que no es la que le corresponde?
–La gente tiene bastante claro lo que hizo Zapatero en la primera legislatura y tiene una aceptación amplísima. Dependencia, matrimonio homosexual, igualdad… Todos estos asuntos están normalizados y muy bien vistos en la sociedad. Son una parte de su historia que todo el mundo le reconoce como positiva. El resto, hay que dejar un poco de tiempo y entonces igual vemos que algunas de las reformas hoy denostadas son muy buenas, por ejemplo las de las pensiones. Me atrevería a hacer una apuesta: esta reforma será como la de 1985, que la aprobamos solos y ha vivido 25 años.

–¿Volvería a votar la congelación de las pensiones y el recorte del sueldo de los funcionarios?
–Sí. Otra cosa distinta es si lo podríamos haber hecho de otra manera.

–¿Se podría haber evitado?
–No es fácil. Cuando tienes que meter la tijera para cantidades muy grandes no hay más remedio que tirar de partidas muy grandes. Cuando Rajoy dice que quitará un ministerio, la gente debe saber que cuando se suprime un ministerio, salvo que se despida a los funcionarios, al final se quita a un ministro, el resto de la estructura permanece.

–«Hay que ir a Bruselas a pelear, a convencer y a no seguir órdenes», repite usted en cada mitin. ¿Si lo del 10 de mayo de 2010 no hubiera sido una orden, Zapatero hubiera adoptado por sí mismo aquella decisión?
–No fue una orden, sino un acuerdo. Todo el mundo salió de allí con un recorte, un ajuste fiscal para todos, empezando por Alemania. Todo el mundo ajustó un calendario pactado, salvo Italia que no lo hizo y mire ahora como está.

–Ya que habla de Italia, si Berlusconi ha caído por la presión de los mercados y Papandreu también, uno puede pensar que si el próximo presidente de España no hace lo que dicten los mercados, se llame Rajoy o Rubalcaba, puede correr la misma suerte…
–No lo creo, porque donde ha habido dimisiones es porque la política no ha sido capaz de resolver los problemas. Berlusconi no ha sido capaz de sacar adelante los ajustes que le pedía Europa y en Grecia, Papandreu no tenía mayoría para hacerlos.

–¿Alguna vez cuando era vicepresidente planteó la creación de un impuesto para las rentas altas y otro para la banca?
–Estas cosas no se dicen porque son secretas.

–¿Eso es un sí?
–Las deliberaciones del Consejo no se cuentan.

–¿Hay algún elemento de continuidad entre el diálogo con ETA de 2006 y el comunicado de la banda del 20 de octubre?
–Si por continuidad entiende que haya habido algún tipo de contacto, la respuesta es no. Si lo que me pregunta es si lo que pasó en 2006 ha repercutido y tenido influencia en esto, la respuesta es sí.

–¿Está de acuerdo en que aunque el escenario es distinto, el lenguaje y algunas actitudes son las mismas y es lógico que por ello mucha gente recele?
–Entiendo los recelos porque lo de la T4 fue muy fuerte, y la gente no puede olvidar. Estaban en tregua y, de repente, un día nos pusieron una bomba de 500 kilos. Eso no se puede borrar. Comprendo los recelos, aunque creo que no hay ningún riesgo de que vuelva la violencia.

–¿Entonces por qué Jáuregui y Patxi López dijeron que votar PSOE era una garantía para que el final fuera irreversible? Sonó a que si gobierna el PP, ETA puede volver a las andadas.
–Honestamente, no creo que si gobierna el PP haya una marcha atrás. Otra cosa distinta es que mi política haya resultado eficaz. El llamamiento es más sencillo: no es que con ellos no vaya a salir, es que conmigo ya ha salido.

–¿Qué hay que hacer después del 20-N? ¿Excarcelar presos? ¿Derogar la doctrina Parot?
–Sentarse, hablar con tranquilidad, no bajar la guardia…

–¿Con quién hay que hablar?
–Con los partidos. Tenemos que ponernos de acuerdo en lo que hay que hacer y no olvidar a las víctimas, que es nuestra obligación moral.

–¿El resultado de Amaiur el 20-N puede ser el primero paso de un nuevo desafío independentista en Euskadi?
–No lo creo. Lo que en Euskadi habrá será un mapa político distinto, como ha salido ya en municipios y diputaciones. Y esto no quiere decir que Amaiur tenga un resultado como el que tuvo porque puede acusar ya un cierto desgaste, pero es evidente que habrá que gestionarlo de forma diferente. Pero no creo que haya un reto independentista a corto plazo, tampoco que estemos vacunados para siempre de esto.

–¿Qué quiere ser de mayor?
–Hasta el día 20, presidente del Gobierno.

–¿Y si no lo es?
–Ya lo pensaré.

–¿El próximo congreso federal del PSOE puede ser una reedición del XXXV?
–No lo sé. Creo que fue Marx el que dijo que la historia sólo se repite en forma de farsa, por tanto el XXXV congreso fue el XXXV y no habrá otro igual. Cada congreso tiene una circunstancia política distinta, y no se repetirán las de entonces.

–¿Si no estuviera entre los aspirantes a la secretaría general, por quién apostaría?
–Ya veremos. Todo eso tiene su tiempo.

–Algunos compañeros le van abonando el camino: Griñán le ha ofrecido el apoyo de Andalucía, y Belloch dice que se ha ganado los galones del liderazgo del socialismo español.
–[Risas].

–Dígame, ¿cuántos secretarios generales le han dado ya su apoyo para después del 20-N?
–No se lo voy a decir. Se lo contaré el 20 por la tarde en exclusiva.


«Ni campeón, ni campeona»
Hace días que puso la mano en el fuego por José Blanco, a quien un juzgado de Lugo investiga por un supuesto cobro de comisiones ilegales. Lo mantiene: «Es el tipo de caso ligado a las elecciones. Y sostengo que el tiempo me dará la razón. Dentro de dos meses, ya verá como no habrá ni campeón, ni campeona… No habrá tal porque no hay nada ahí».