Malditos mercados

Esta semana volví a leer en El País la gansada del «totalitarismo del mercado», y la complementó así el editorialista de Cinco Días: «la dictadura de los mercados se está imponiendo a las democracias». Que no, hombre, que no. Los gobiernos son los que intentan imponerse a los mercados, que es donde la gente practica la democracia, es decir, elige, y no por azar busca defenderse frente a quienes amenazan su libertad. Y si los gobiernos eligen, a su vez, no reformar sus políticas económicas insostenibles, entonces la gente va y se protege, claro.
En vez de asumir esta realidad, las autoridades marean la perdiz sin pudor: los mismos mercados que eran inversores sabios cuando invertían en España en activos de todo tipo, hoy son pérfidos especuladores antipatriotas que nos acosan sin razón. Un político muy correcto recomendó «más Europa» para salir de la crisis, o sea, más intervención, como si no fuera la intervención la que nos ha traído hasta aquí. Un afamado progresista lamentó que el Gobierno haya caído en el liberalismo y haya bajado los sueldos, cuando el liberalismo propicia exactamente lo contrario, y nada menos que desde Adam Smith en 1776. Y al final de una semana esperpéntica escuché a un periodista de El País criticar duramente a Wall Street. Me pregunto si sabrá de dónde viene el dinero que tan vivificante oxígeno acaba de proporcionarle a la empresa editora de su propio periódico.