Crisis económica

Cáncer

La Razón
La RazónLa Razón

Si la palabra cáncer es una losa pesada que te arrolla cuando la pronuncias, imagina cuando la oyes y te anuncian que lo tiene uno mismo. Tu vida, pasa por tu cabeza, a la velocidad de un rayo, lo que has hecho, lo que haces y el futuro que tenías en mente. Tu escala de valores cambia en una décima de segundo. Porque el cáncer siempre lo asociamos con la muerte. Lo sé por las experiencias de mis amigas Nieves y Marta. El testimonio de Esperanza Aguirre, anunciando su enfermedad, nos ha dejado tres conclusiones. La primera, es que su valentía y su coraje han sido el espejo en el que se han visto reflejadas muchas mujeres y familias que pasan o temen pasar por esa situación. La segunda es que ha sido la mejor embajadora en la lucha contra el cáncer, en la prevención y en la importancia de un diagnóstico temprano. Fue la noticia más comentada a nivel nacional y la segunda a nivel mundial.
Y la tercera conclusión es que Esperanza es muy querida. Ahí están las muestras de cariño de las personas más importantes de este país y las miles de muestras de afecto en las redes sociales, en las sedes del PP y en los medios de comunicación. A algunas personas, pocas, no les gustó que se hiciera público. Me quedo con las palabras del jefe de Oncología del Clínico «decir que se tiene cáncer y que tiene curación es muy beneficioso para la sociedad».