Feria de San Isidro
Rubén Pinar se emplea a fondo en Santander
Santander. Sexta de feria. Se lidiaron toros de la ganadería de Torrestrella, el 4º, sobrero de la misma divisa, muy serios de presentación. El 1º, 2º y 3º, repetidores aunque cabecean mucho, difíciles. El 4º y 5º, deslucidos. Lleno.- El Cid, de verde botella y oro, estocada baja, aviso (saludos); dos pinchazos, buena estocada, descabello (silencio). - El Fandi, de pizarra y oro, buena estocada (silencio); estocada (silencio). - Rubén Pinar, de berenjena y oro, estocada contraria (oreja); estocada contraria (oreja).
Mientras se daba el festejo en Santander, en las redes sociales se encendía la polémica. El compañero Luis Miguel Parrado dio la noticia. El cuarto toro de Torrestrella que iba a saltar durante la tarde tenía un historial más que sospechoso.
«Cumplidor» había pasado por los corrales de Pamplona. Y allí se quedó, sin asomarse al ruedo, al tener un pitón lastimado. Días después, aguardaba ayer en esta plaza su turno de salida. Sorteado para El Cid y reconstruido el asta. Estaba «Cumplidor» predestinado para no ser toro de faena.
Apenas salió, limpio aparente de cornamenta, queda dicho, bien tocado o retocado, evidenció una cojera tan manifiesta como para tomar casi solo el camino de vuelta a los corrales. El sobrero del mismo hierro regaló no más que media arrancada sin gracia en la muleta de Cid. Abundó el sevillano que se las había visto con un primero con mucho motor, que se iba largo, pero pedía los papeles. Correcto Cid, queriendo, aunque no se encumbró ni el astado acabó de rematar. Rubén Pinar tuvo ayer una tarde importante. Sudó la oreja del tercero. El toro tenía movilidad pero exigía, y agradecía que todo fuera por abajo, la protesta de no ser así era peligrosa...
Pinar tragó los cabezazos, que le pusiera los pitones a la altura del corbatín. Y así, poco a poco, sin ruido, fue metiendo al toro en vereda hasta sólo acertar con el recorrido del toro. Tuvo mérito la labor, porque no era un Torrestrella de pasatiempos. Tenía claro Pinar que el triunfo estaba para él. No perdió tiempo ni intenciones ante el sexto, que iba y venía en las telas, pero irregular, brusco. La faena requería de técnica y de corazón para que los arreones llegaran a buen puerto. Ahí lo echó todo. Y a hombros abandonó la plaza.
El Fandi no aclaró el panorama que le presentó el difícil segundo, muchos pies, rapidez de movimiento, pero transmisión. Se espesó la faena. El quinto iba más justo de energía, hasta que se echó y ya nada fue posible. La tarde tuvo dos versiones, la de la plaza y la de Twitter. Como realidades paralelas nunca llegaron a converger. La casa Chopera calló ante la polémica, también en la red. «Cumplidor» acababa aquí, ayer, la ruta del Norte.
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