Francia

Condenados al máster

Con una tasa de paro juvenil superior al 42%, los estudios de posgrado son la única salida

Martín, licenciado en Administración de Empresas.
Martín, licenciado en Administración de Empresas.larazon

MADRID- Los recién licenciados son contundentes y lo tienen claro: «La crisis económica nos obliga a seguir estudiando», afirma Sara Carreño, una joven de 22 años a la que le quedan menos de cuatro meses para terminar el grado de Comunicación Audiovisual. Sus estudios son de los más demandados –la nota de corte para entrar en la Universidad Complutense de Madrid este curso era de 8,1–, pero sus salidas son limitadas: «En la bolsa de prácticas de la facultad estamos inscritos más de mil alumnos y este mes tan sólo se han ofertado dos plazas. Todos los profesores nos empujan a irnos fuera y seguir formándonos», añade.

La tasa de paro juvenil sube cada mes –42,8 por ciento en febrero– y las posibilidades de conseguir un rácano contrato de becario por el que pagan, o no, también escasean: «Llevo más de un año intentando trabajar como becario y no me sale nada, busco un máster porque no encuentro otra salida», añade Martín, de 23 años. Es graduado en Administración de Empresas pero a lo largo del año pasado su conexión con el mundo empresarial ha sido nula. Su afición al pádel se ha convertido en su única fuente de ingresos: «He llegado a plantearme este deporte como mi profesión», bromea. A Martín, como a muchos jóvenes de su generación les falta una herramienta clave para sumergirse en el mercado laboral: los idiomas. Son su principal barrera y no deja de sorprender a los profesionales. Muchas empresas incluso han optado por crear puestos de trabajo exclusivos para ex Erasmus, así se garantizan un nivel alto del idioma en el que estudiaron allende nuestras fronteras.


Favorecer la experiencia
Los expertos en selección de personal no recomiendan los cursos de posgrado para los recién licenciados, apuestan por la experiencia y el inglés como los puntos fuertes de un Currículum. Eliana García, «manager» de Recursos Humanos y Educación de Michael Page (compañía especializada en selección de altos cargos, «head hunters») reconoce que para un perfil joven lo que más le interesa es «una persona operativa y que domine el inglés», explica. Aunque, «si no hay otra salida, lo mejor es seguir formándose», prosigue. Ésta es la idea que sostienen numerosos centros de formación que han incrementado su oferta de títulos propios y que fuera de España carecen del prestigio de los diplomas oficiales, salvo instituciones de reconocido prestigio internacional como ESADE o el Instituto de Empresa. Roberto, amigo de Martín, sí que apuesta por la formación: «Quiero especializarme en finanzas y en España son muy caros».

«El precio de un posgrado sin el apoyo estatal pude doblar el de uno reconocido, y su duración, en muchos casos, es menor», comenta Gregorio Saravia, profesor de Filosofía del Derecho y coordinador del Máster en Estudios Avanzados en Derechos Humanos de la Universidad Carlos III de Madrid. Él se encarga de entrevistar a los alumnos que optan a las 40 plazas que ofrece la universidad y ratifica que el aumento de postulantes es notable. «Antes, la mayoría de los estudiantes eran latinoamericanos, sin embargo, hace dos años, que la cifra de nacionales se ha duplicado», dice. Los jóvenes que se matriculan en este máster provienen del ámbito del derecho y, aunque muchos valoraron la posibilidad de opositar, el reducido número de plazas que se convocan terminó con esta posibilidad. «La especialización, como nos han comentado muchos de ellos, es preferible antes que esperar convocatorias ridículas», explica Saravia.

Los graduados en carreras técnicas son los más especializados y es que para ellos la diferencia reside en la formación. Bárbara tiene 27 años, es diplomada en Enfermería y busca un máster con el que abandonar las sustituciones: «Me he planteado hacer uno de Urgencias pero cuesta 10.000 euros y no se de dónde los voy a sacar». Tanto ella como su novio, Carlos, licenciado en INEF, se consideran grandes profesionales y saben que en nuestro país sus estudios son mejores que en otros países europeos: «Salimos con mucha más práctica y con más experiencia que en el resto del continente. Es más, en Inglaterra, los hospitales están llenos de enfermeras españolas y en Francia a los fisioterapeutas –grado que está estudiando ahora– se los rifan», explica el joven. Y, ¿Por qué no dan el salto? «No sé inglés», reconoce la enfermera.


Carlos
(26 años)
Licenciado en Ciencias del Deporte. En 2010 se ha matriculado en el grado de Fisioterapia porque cuando salió de la facultad sólo le ofrecían puestos de monitor de gimnasio y para acceder a puestos interesantes «no tenía contactos».
Bárbara
(27 años)
Diplomada en Enfermería. Sin fecha de convocatoria en el horizonte, la joven lleva dos años preparándose unas oposiciones que no salen. «Creo que me voy a matricular en un máster en Urgencias, no veo otra salida», dice.
Martín
(23 años)
Licenciado en Administración de Empresas. Lleva más de un año buscando prácticas y no encuentra nada, «ni siquiera unas no remuneradas», explica.