Alicante

Llanero solitario

La Razón
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Negro panorama tiene ante sí Rubalcaba. A los nombres que abandonan el barco, por verlo a la deriva, se une el último rejón de Zapatero. Reforma constitucional bajo el paraguas del déficit, que enaltece al PP y pone contra las cuerdas al candidato socialista. Hace unos días, por la orilla de una playa paseaba con discreción Alfonso Guerra. Quien fuera todopoderoso número dos del partido, el más veterano diputado del Congreso, definía bien la situación: «Me voy por los años que llevo, por los años que tengo y por cómo lo veo». Más claro, ni agua.

Resulta patético que muchos críticos con Zapatero se nieguen a estar en las listas de Rubalcaba. Tanto decir que era inteligente, el mejor preparado para la sucesión, y ahora le dejan en la estacada. Figuras de la «vieja guardia», amigos del candidato como Javier Solana o Carlos Solchaga, no están ya para juegos electorales. Aparcado su íntimo Jaime Lissavetzky en la oposición al Ayuntamiento de Madrid, Alfredo debe recurrir al más puro «zapaterismo»: hete ahí a Elena Valenciano, Trini o Pepe Blanco. El caso más flagrante es Pajín, a quien defenestraron del partido y retorna como cabeza visible por Alicante. Su gran protegida, Salgado, prefiere la retirada, ante otros que no tienen ni el bachiller. La cordobesa Carmen Calvo no traga, y con razón, con la comunista Rosa Aguilar. Y hasta el presidente del PSOE, Manuel Chaves, dice adiós. Rubalcaba es un llanero solitario que, como el mítico «ranger» de Texas, cabalga frente a todos y contra todo.