Toledo

Hambre de toros

El ex alcalde de Madrid Álvarez del Manzano saluda a Adolfo Suárez Illana y su familia
El ex alcalde de Madrid Álvarez del Manzano saluda a Adolfo Suárez Illana y su familialarazon

Estos días en San Isidro parece que de lo que más se habla es del tiempo. Porque la lluvia, esa clásica nube de Toledo, en fin, forma parte de la tradición, pero el biruji que hace que se le caiga el moco hasta a la dama más peripintada, eso es otra cosa. ¿Y los toros? Pues nada, ausentes como si estuvieran pensando en otros menesteres, con ese largo invierno que se queda agarrado en la grupa e invalida la embestida con signos de hipotermia. Salvo la pequeña llama de sangre caliente de los Dolores Aguirre, el resto de la fiesta ha venido adoptando unos tristes síntomas de emoción congelada, que no es ese parar el tiempo en el pase vibrante que se hace eterno, sino el minutero que se ralentiza tembloroso. ¿Y qué se puede hacer en ese ambiente frío, entre ese público que trata de componerse en los tendidos con pinta de ir de abono prestado? Hay quien grita: ¡ya vendrán las moscas!, como quien exclama: ¡ya vendrá El Juli!, con unas esperanzas de subida de temperaturas y toreo de espectáculo que es por otro lado la vana ilusión que sostiene de por sí durante años la Feria. Donde, si no viene finalmente Tomás, al menos hemos tenido a Tomasito y lo que quede por venir. La cuadraturaAsí que hay toreros que saltan al ruedo con más ánimo de no disgustar que de gustarse, sin conseguir ni lo uno ni lo otro. Uceda gira sobre sí mismo buscando la cuadratura del círculo, al Cid se le entumece su gran mano izquierda y a Tendero le vuela con el aire la muleta como si estuviera en un tendedero. A mi lado la banda ensayaba a Manolo Escobar, «No te pongas la minifalda». Para minifaldas estaba la nevera. Y aun así me pude encontrar con señoras estupendas, como esa maestra de la puntilla ingeniosa que es Tita Flores, la hermosa Nuria González de Tapias, la concejala más guapa de que dispone el ayuntamiento madrileño, Lola Navarro, o la impenitente seguidora del Cid Catalina Luca de Tena. Aunque para mí que la gran triunfadora fue la muchachita que vendía por los tendidos emparedados de Embassy. Hambre de toros.