Elecciones europeas
Mano tendida a Jiménez y silencio para Zapatero
Ayer, en Madrid, triunfó la rebeldía. Tomás Gómez ganó a Trinidad Jiménez las primarias socialistas madrileñas y con él ganó un levantamiento popular contra Ferraz. David se impuso a Goliat. El candidato revolucionario pasó por delante de la candidata del «jefe» por 481 votos.
Una diferencia ajustadísima, pero que supo a gloria a Gómez, que compareció (antes que Trinidad Jiménez), en la sede de los socialistas de la plaza de Callao, con cara sonriente y cansada.
«Muchas gracias a los que me han votado y a los que no», afirmó con el objetivo de unir al dividido PSM. Saludó y tuvo todas las atenciones para su rival: «Trinidad tiene un sitio importante en el PSM y en el proyecto político de esta federación». Sin embargo, a José Luis Rodríguez Zapatero no le dedicó ni una simple mención. Y es que Gómez se hizo ayer con un total de 7.500 apoyos de los militantes y dirigentes más cansados del control del aparato sobre el PSM y contrarios a la política del líder del partido.
No obstante, a primera hora de la mañana de ayer, Gómez no lo tenía tan claro. A las once menos cuarto, entró por la puerta de la agrupación socialista de Parla con paso rotundo. La seguridad sólo le duró unos segundos. Al ponerse frente a la urna se dio cuenta de que no había cogido su papeleta. Los nervios le traicionaron pero votó e incluso aprovechó la expectación para volver a apelar al voto de los desencantados: «Hoy el PSOE coge el liderazgo de sí mismo e inicia el liderazgo de esta Comunidad». El éxito de Tomás Gómez se explica desde la rebeldía y el enfrentamiento. Esas han sido las bazas del que fuera el alcalde (de Parla) más votado de España. En 2007 fue rescatado de este municipio del sur de Madrid (donde ayer obtuvo el 93,8% de los apoyos), por el propio Zapatero y por Blanco, para que sucediera a Rafael Simancas, tras la derrota histórica contra el PP del año 2007. Con él, se dijo, se integraban las diferentes «familias» socialistas enfrentadas históricamente, pero su condición de no diputado en la Asamblea de Madrid limitó la posibilidad de hacer una auténtica «piña» del PSM.
La obra faraónica para hacerse una nueva sede en Madrid y el boicot a los actos institucionales en homenaje a las víctimas del 11-M de 2009 (por su enfrentamiento con Esperanza Aguirre) hicieron mella en su imagen. Pero lo que realmente le «enterró» a ojos de Ferraz fueron las encuestas: Gómez no era conocido y apenas lograba mejorar los resultados de Simancas. El partido lo daba por amortizado en verano, pero el ex alcalde de Parla no claudicó y decidió llevar al PSM a primarias. De aquella decisión nació el héroe. Gómez ha levantado al socialista «esquirol»: «mi candidatura no ha salido de un despacho», «es de abajo a arriba», «no tiene padrinos»... Por eso logró que le apoyara la desterrada «vieja guardia» del PSOE: Barrionuevo, Acosta, Ibarra, Corcuera o Barranco. Por eso Gómez ha utilizado el lenguaje más «socialobrerista», para despertar al militante desencantado y pedir el voto de castigo a Zapatero. Y por eso ha logrado levantar a las bases.
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