Sevilla

«Esto es Alestis no es Delphi» pero se le parece

Los trabajadores temen que el ERE responda a la no ejecución del A350

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Sevilla- La historia se repite, por más que ellos se empeñen en subrayar que «esto es Alestis, no es Delphi». Como si en el reparto de fichas en el juego siempre tuvieran que ser los «indios», irremisiblemente condenados a perder, según el clásico guión de las películas del antiguo oeste americano. Los «indios» de esta historia, faltaría más, son los curritos. Está por asignar el papel de forajidos y vaqueros, una vez que el Séptimo de Caballería se marchó de la Caleta con su general. General Motors en quiebra, se entiende, y en busca de mano de obra más barata. A principios de 2007 se remontaba la última cornada, el cierre inminente de la factoría de Puerto Real supuso el despido de 1.600 empleados. Unos 3.000 «indios» afectados, contando la industria auxiliar, con sus familias, sus hipotecas y su necesidad de comer a diario. También con sus derechos. Uno de ellos era el de conservar su trabajo hasta 2010 a cambio de diversas subvenciones. Desde 1986, la Junta concedió unos 62 millones a la multinacional norteamericana. Los trabajadores de Delphi, entonces, se encerraron, tomaron el fuerte, acechados por la perturbadora pregunta de «por qué nos tocarán a nosotros siempre los ‘indios'». Arrancaron el compromiso de la Junta, en forma de protocolo firmado, para su recolocación en diferentes empresas, entre ellas, Alestis, que ahora asegura que no tiene carga de trabajo suficiente para asumir a los trabajadores.
De los ex empleados de la factoría gaditana quedan –explica Antonio Montoro, de UGT– 600 personas por recolocar y «con la crisis cada vez es más complicado». «Cuando se produce un despido improcedente, los trabajadores vuelven a acogerse al protocolo; ya se han dado casos con contratados en pequeñas empresas», según Montoro. Es decir, de seguir adelante el ERE –que la Junta trata de evitar–, estas personas volverían al punto de partida, y con varios años más.
 La plantilla en Cádiz está en huelga. En Sevilla, a la expectativa. Hay 15 días –contando a partir del 7 de abril que se presentó el expediente de regulación de empleo– para alegar. El comité rechaza el ERE. No negociarán «nada que tenga la palabra extinción».
A los trabajadores hay cosas que no les cuadran. El secretario general de UGT en Alestis, Sebastián Robles, recuerda que el ERE afecta a 195 empleados indefinidos desde el 4 de septiembre de 2009. En Alestis hay 1.440 personas de alta. El consejero de Economía, Antonio Ávila, aseguró en el Parlamento que hay trabajo para 1.500 durante diez años y cree que hay que negociar. «¿Entonces, si se pueden contratar a 60 por qué quieren echar a 195 de los 350 que entraron de Delphi?». Alestis es una entidad privada pero con capital público. Estas «contradicciones», lejos de lograr la paz social, «intranquilizan» más a la plantilla. La planta vacía de Puerto Real, que «ya debía estar en marcha» y que contó con «una subvención de 9 millones de los 11 de su coste» invita a pensar que «el problema puede ser más grave».
El tejido industrial de la bahía de Cádiz tiembla. De los 350 «indios» de Delphi contratados para la ejecución del A350 de Airbus, hay 230 ocupados. «¿Es que no se va a hacer?». Sin esta carga de trabajo, no sobran los 195 del ERE, «sobran todos». «Aquí está el trasfondo».
En las plantas, ante este temor, se agarran a la posibilidad de que todo sea una jugada de tahúr para lograr fondos. Dan por hecho que «aquí alguien miente». Como si fuera un soniquete. Promesas de estabilidad laboral. Subvenciones –tres millones recibió la entidad aeroespacial por las recolocaciones– de ida y quién sabe si de vuelta. Despidos. Huelgas. Y vuelta a empezar. Aunque sean los mismos «indios», «esto es Alestis, no es Delphi». En cualquier caso, empiezan a parecerse.