Pepu qué hacemos

MADRID- El Estudiantes perdió su séptimo partido consecutivo y sigue en puestos de descenso, pero más allá de los pésimos números, lo preocupante de verdad son las sensaciones que desprende el grupo. El Lagun Aro pasó por encima de los colegiales, que literalmente no existen a pesar de los nuevos refuerzos. Recibieron 103 puntos casi sin rechistar y las alarmas están a tope. Con cualquier otro técnico y otro club, el entrenador ya habría sido despedido y en los entornos más crispados puede que ya hubieran pasado varios entrenadores en busca de la solución. El Estudiantes comenzó la temporada ilusionado con una vuelta a las raíces, que se personificaba en el regreso de Pepu, el alma del nuevo proyecto. Un símbolo del club al mando era lo ideal en busca de olvidar una mala racha y refundar el verdadero espíritu del Estudiantes que disfrutaba y hacía disfrutar.
Las cosas no pueden empeorar mucho más, pero de momento en el Ramiro casi nadie piensa en que su relevo fuera una solución. Lo cierto es que los que de verdad conocen la filosofía del club están convencidos de que la única vía hacia la salvación es la de mantener al técnico en su sitio.