África

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Lecciones aprendidas por Ángel TAFALLA

Aviones de combate de la OTAN en vuelo sobre territorio libio
Aviones de combate de la OTAN en vuelo sobre territorio libiolarazon

Lecciones aprendidas es, en jerga OTAN, el estudio que se hace al finalizar una operación para determinar los errores cometidos y evitarlos en el futuro. Es ahora un buen momento para imaginar qué lecciones aprendidas pueden extraerse de la campaña en Libia. O mejor dicho, cuáles probablemente no se van a explicar públicamente por razones políticas, pese a ser evidentes. Al menos para mí.
La OTAN ha actuado en Libia de una manera peculiar, de la que no había antecedentes. Su rama militar no ha seguido las directrices de su mando político –el Consejo Atlántico–, sustituido esta vez por un nuevo ente, el Grupo de Contacto sobre Libia. Esto ha traído como consecuencia no poder actualizar la resolución 1973 del Consejo de Seguridad, que partía de la existencia de un solo pueblo libio, al que había que proteger de un sátrapa –Gadafi– y excluía emplear «tropas de ocupación».
Al mes de comenzar las operaciones era evidente que había dos pueblos libios, pues una parte significativa, por miedo o interés, estaba del lado gadafista. Militarmente se adaptó lo que se pudo el mandato político, dedicando las operaciones aéreas a neutralizar las fuerzas gadafistas, pero la directiva inicial era insuficiente a la vista de la situación, la desorganización y la falta de instrucción de las fuerzas rebeldes.
No pretendo hacer un análisis militar de lo que ha pasado en Libia. Me faltan datos. No sé en qué extensión se han utilizado fuerzas especiales, aunque estoy convencido de que han actuado. La mejora en la instrucción y la calidad del apoyo aéreo cercano así parece indicarlo. Como el no utilizar «fuerzas de ocupación» se había convertido –políticamente– en descartar fuerzas terrestres aliadas, es lógico que esto se lleve con total discreción.
Como la interpretación de la zona de exclusión aérea se flexibilizó para atacar a las fuerzas gadafistas, parece probable que también se flexibilizara el empleo de pequeños contingentes terrestres para instruir y dar apoyo aéreo a los rebeldes. Tarde o temprano se sabrá.
Hay en la opinión pública occidental un cierto reproche a la OTAN por tardar demasiado en acabar con un fantoche. Aunque el fantoche o sus fuerzas eran un poco más de lo que se esperaba y los rebeldes un poco menos, es en la cadena de mando política donde –a mi juicio– residía la mayor debilidad de la operación y la explicación de su duración excesiva. Al alumbrarse la 1973 con tanta dificultad, estaba descartado actualizarla. Someterse a la soberanía del Consejo de Seguridad y sustituir el Consejo Atlántico por un débil cuerpo de conducción política ad hoc trajo esta prolongación; e incluso hubiera sido fatal ante un enemigo de más calidad o un error de apreciación inicial de mayor alcance. La OTAN es lo que es, y la Administración Obama ha estado a punto de dejarla sin cabeza política. Eso sí, con complicidad francesa, cuyos intereses nacionales prevalecieron sobre cualquier consideración paneuropea.
Ninguna organización militar debería actuar sin un claro mando político que sepa responder a las acciones del adversario o a los errores de apreciación iniciales. Ésta es la primera de las lecciones aprendidas en Libia que probablemente nunca veamos escritas, al menos con membrete OTAN.


Ángel Tafalla es almirante retirado y ex segundo jefe del Estado Mayor de la Armada