Comunidad de Madrid
Neandertales
Me ha sorprendido la importancia que se le ha dado al descubrimiento de nuestro pasado neandertal. Sin descifrar borradores de genomas lo supe desde que vi por primera vez al alcalde de Getafe, Pedro Castro. También al que fuera presidente de la URSS, Nikolai Chernenko, muy parecido físicamente al regidor getafeño. No lo escribo con ánimo de herir, por cuanto parecer neandertal en estos tiempos significa que se ha mantenido a través de los milenios una pureza de raza que para sí quisieran muchos aristócratas. Otra cosa es el comportamiento de quienes han sido elegidos por la naturaleza para demostrar nuestra diversidad genética. El neandertal tiene mejor imagen que el cromañón, quizá por la denominación. Una persona normal va por la calle y le gritan unos gamberros «¡Cromañón!» y tiene todo el derecho a sentirse agraviado. No sucede lo mismo con neandertal. Suena a más elegante. De ahí que me considere profundamente decepcionado con don Pedro Castro, que de elegante no tiene nada.El señor Castro llamó a los votantes del Partido Popular «tontos de los cojones». No son pocos. Maruja Torres abrió el permiso desde las páginas de su periódico calificando a los ciudadanos que libremente votaron al PP de «hijos de puta». Es decir, que los neandertales están muy mal educados. Y no son coherentes. Ahora, don Pedro Castro ha decidido multar a los getafeños que le insulten con setecientos euros. No domino la aritmética, pero diez millones de ciudadanos insultados por el señor Castro a setecientos euros de multa salen a siete mil millones de euros, que es lo que Pedro Castro tendría que ingresar de su propio bolsillo de acuerdo con sus ordenanzas. En mi caso particular, y para no enredar más las cosas, renuncio a los setecientos euros que me corresponden como votante del Partido Popular insultado. Espero que mi ejemplo sea valorado como es justo y conveniente por el señor Castro.Se dice que Pedro Castro es uno de los socialistas que se barajan para competir con Esperanza Aguirre en las próximas elecciones a la Comunidad de Madrid. Se habla también de Trinidad Jiménez, actual ministra de Sanidad. De quien se comenta poco, o casi nada, es de Tomás Gómez, el titán de Parla, al que desde mis palabras ofrezco todo mi apoyo y solidaridad. Tengo para mí que a Gómez le están haciendo una faena de las gordas. Y es que Gómez, la verdad sea dicha, es muy poca cosa, una especie de Zapatero parleño sin ruiseñor prisionero en jaula de oro. Es decir, un menos nada. No creo que Castro sea un buen candidato. En Madrid hay mayoría absoluta del Partido Popular. Son muchos los «tontos de los cojones» que esperan una pública disculpa del distinguido aristócrata neandertal. Y a Trinidad Jiménez no le haría gran ilusión volver a perder unas elecciones locales. Su pariente, Alberto Ruiz Gallardón, le dio un repaso pocos años atrás. Pero en el caso de que fuera Pedro Castro el candidato socialista, algo de bueno tendría para los comunitarios madrileños su casi imposible victoria. La singularidad. A ver que dirían los vascos nacionalistas de la antigüedad de la raza vasca y demás zarandajas, teniendo en Madrid a un presidente que representa la pureza del hombre de neandertal. Y en ese aspecto, la posibilidad me ilusiona.
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