Cataluña
Bandera Roja adiós
Como todo lo importante, la clase trabajadora también tiene su iconografía. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, la componía la gorra, que todo obrero llevaba cuando iba a la fábrica; y si se trataba de la clase trabajadora concienciada y militante, había que añadir la Bandera Roja de las cuatro Internacionales.
También el Mayo del 68 tuvo su premonición simbólica: un año antes, en Galeries Lafayette y en la hoy difunta Samaritaine, las jóvenes parisinas compraron más pantalón tejano que faldas, a los que toca añadir la barricada para la juventud que fue activista de aquel acontecimiento. Era el gran cambio generacional.
En las recientes manifestaciones europeas del 29-S, quienes desfilaban habían cambiado la gorra por los tejanos, pero mantenían la bandera roja, excepción hecha de Cataluña.
Tanto en los grandes como en los pequeños núcleos urbanos, aquí los manifestantes enarbolaban alguna bandera republicana y estrellada, poquísimas rojas y un aluvión de banderas catalanas, iconografía más cercana a Baviera y Padania que a la Europa sindicalista y de izquierdas.
Hace unos años aquel adiós al proletariado hizo furor: ¿asistiremos en Cataluña a un adiós a la clase trabajadora? Ya nos dijo Bertolt Brecht que el nacionalismo es tan peligroso, que hasta puede llegar a enamorarte.
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