La Habana
Autobloqueo cubano
Es una gran noticia que la diarquía de los Castro se esté pensando la posibilidad de que algunos cubanos hagan turismo. Hasta ahora sólo viajaban al exterior pero sin posible regreso, como los últimos presos políticos deportados, o un plano astral como Wilfredo Soto, fallecido después de que la Policía le rompiera el páncreas. Llamazares, que amplió estudios de Medicina en Cuba, se hacía lenguas del nivel sanitario de la isla. Lo que sí han desarrollado hasta extremos insospechados es la Gerontología aplicada a la nomenklatura comunista, porque no hay país que pueda presentar un plantel gobernante tan provecto y enérgico. Hasta a Fidel cada día se le ve más saludable.
Las escasas esperanzas de que Raúl diera un golpe de timón han resultado evanescentes y sólo cabe esperar que se equivoquen los gerontólogos. Ante tan cerrada expectativa, lo único inteligente que puede hacer Obama es convencer al Congreso para que levante la Ley Helms-Burton, gran coartada de la dictadura y la izquierda al por mayor. El bloqueo que nunca existió. Cuba recibe todo lo que puede pagar y petróleo venezolano gratis, y exporta todo lo que pueda colocar. La dichosa ley pretendía cobrar la deuda cubana con empresas estadounidenses y, tras décadas, ni se cobra ni se bloquea nada. Algún asno rijoso que hace turismo sexual en La Habana te explica que la isla está bloqueada y de ahí su postración. Y es que los hay que sólo entienden por el orto.
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