Copa del Rey

F. C. Barcelona

El Barcelona ya manda (0-1)

Vence al Sporting tras una gran primera parte y se coloca líder n Los de Preciado hicieron pasar un mal rato a los azulgrana tras el descanso

LOS JUGADORESdel Barça celebran el tanto del triunfo ante el Sporting
LOS JUGADORESdel Barça celebran el tanto del triunfo ante el Sportinglarazon

«Sólo quiero ser entrenador». Guardiola no quiere protagonismo fuera del césped, bastante tiene con ocuparse de lo que sucede dentro y en partidos como el de ayer es en los que justifica su sueldo. El técnico del Barça sorprendió con su plateamiento a todos y, lo más importante, al Sporting de Gijón para lograr su primer triunfo fuera de casa y colocarse ya líder de la Liga.

Pep ha conseguido que no sólo sea difícil saber qué once jugadores van a jugar, sino cómo lo van a hacer. El campeón ha ganado en riqueza táctica y tiene varias opciones, lo que le hace un poquito más indescifrable todavía. El entrenador azulgrana deslizó que del rival le preocupaba cómo les habían cerrado los espacios por dentro en los partidos de la temporada pasada, cómo les cortaban los pases interiores. Y actuó en consecuencia. Abrió el campo con dos extremos, aunque para ello tuviera que sacrificar un defensa. A la derecha, muy a la derecha, estaba Adriano. A la izquierda, muy a la izquierda, Villa. El campo es «más» grande con ellos allí y los huecos son más complicados de tapar.

El jugador brasileño no tardó en tener protagonismo. Xavi disparó desde fuera del área (otra forma de romper defensas cerradas) y el balón fue al poste, pero el rebote lo cogió Adriano para conseguir el primer gol con algo de suerte. Antes de entrar, rebotó en Canella y despistó al portero Juan Pablo, que ya había comenzado a moverse en la dirección a la que iba en principio la pelota. Aparte del tanto, las subidas de Adriano fueron constantes por su costado.
Como era de esperar el Barça comenzó monopolizando la posesión en una primera parte sin descanso, y al Sporting no se le podía poner ni un pero a su esfuerzo. El Molinón es un campo en el que el público aprieta. Los jugadores se movían al ritmo de la afición, frenético, lo que a veces iba en contra de los locales porque las pocas veces que robaban la pelota la jugaban rápida y precipitadamente para perderla. También influyó la presión del Barça. Sin ella, este equipo no sería lo mismo. Más allá de su calidad con la pelota está el ansia con el que los azulgrana van a recuperarla cuando no la tienen, como si no pudieran vivir sin ella. Sólo al final de la primera mitad el Sporting logró salir con De las Cuevas por la izquierda, lo que obligó a Alves a esmerarse donde menos le gusta, en tareas defensivas. Lo hizo bien. El Barça disputó una primera parte completísima a la que sólo le faltó algún gol más para poder vivir tranquilo. Villa fue quien más lo intentó, pero se metía en fuera de juego por milímetros con sus entradas por sorpresa. Messi, un poco más alejado del área, esta vez era un miembro más de la orquesta, no el solista, y Xavi era el único que ponía pausa cuando el encuentro se pasaba de revoluciones.

El Sporting resistió en la primera mitad y tuvo su momento en la segunda. Logró igualar el choque, repartir la posesión y acercarse al área de Valdés. Eso y la lesión de Abidal obligó a Guardiola a replantearse la situación y recuperar la defensa de cuatro con las entradas de Piqué y Maxwell. El juego perdió calidad y se volvió más físico, con alternativas. El Sporting consiguió desdibujar al Barcelona, que nunca se sintió cómodo en toda la segunda mitad. Tan mal lo vio el entrenador del Barça que agotó sus cambios dando entrada a Keita. Más músculo. El Sporting nunca perdió la fe, pero le falta pegada y contundencia. Todas sus opciones eran balones «colgados» que siempre eran despejados por los defensas. Valdés apenas tuvo que parar. Pese a ello, hicieron pasar un mal rato al campeón de Liga, que demostró que sabe jugar cuando toca y pelear cuando así lo exige el rival.

 

Messi sigue sin marcar fuera de casa
Leo Messi no pudo incrementar su cuenta goleadora en El Molinón. Por cuarto desplazamiento liguero consecutivo, el argentino se quedó sin ver puerta. Los ocho goles que luce en la tabla del «pichichi» los ha firmado en el Camp Nou. Pero la peor noticia del choque de ayer para el Barcelona fue la lesión de Abidal, una nueva víctima de la plaga de lesiones que asola al conjunto azulgrana en la actualidad. El francés tuvo que ser sustituido a los diez minutos de la segunda mitad, cuando, tras una carrera, se echó la mano al bíceps de la pierna derecha y se tiró al suelo. A falta de las pruebas, se perderá los partidos internacionales.