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Izquierdismo decorativo por Sabino Méndez

Izquierdismo decorativo, por Sabino Méndez
Izquierdismo decorativo, por Sabino Méndezlarazon

A estas alturas, ya sabemos que la guerra es mala. El matonismo es algo que no gusta a nadie y de poco futuro como forma de cortesía entre humanos. Sólo cuando una buena parte de la población mundial (que casualmente coincide con la parte más desarrollada) está convencida por fin de esa evidencia se puede planear una posible policía global. No entiendo pues las objeciones que cierta, aún persistente, izquierda residual (subvencionada y decorativa, sin capacidad real de hacer cosas) ha puesto al ataque a Gadafi. Su obstinación, que flirtea a veces con la locura, cuando ha transigido, ha querido dejar antes bien claro, cogiéndosela con papel de fumar, que se trata de una guerra muy diferente a la de Irak. Evidentemente, no hay dos guerras iguales, pero eso es decir una obviedad propia de adolescentes. Yo creo que lo que intentaban era diferenciar entre guerras justas e injustas para mantener la ficción de una superioridad moral. Me perdonarán si les chafo las ilusiones: todas las guerras son injustas, por eso son guerras.

Si nos embarcamos en un acto injusto es porque sabemos que puede salvar muchas vidas a largo plazo y eso es algo que cualquier ciudadano sensato entiende perfectamente. Siempre he sospechado que si gran parte de esos ciudadanos salieron en su momento a la calle para protestar contra la guerra de Irak, no fue tanto por pacifismo como por amor propio. La excusa de las armas de destrucción masiva era tan endeble que la gente se sintió engañada. La izquierda decorativa debe aclarar si quieren luchar por extender la libertad. La antigua internacional socialista bien que pretendió extender la emancipación de los trabajadores con peores medios que las bombas inteligentes (en particular con las bombas idiotas y extemporáneas). La inteligencia será siempre un avance.