Carreteras

Halitosis y DGT

La Razón
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La prosa utilizada por la subdirectora de la DGT, Aurora Cedenilla, en sus correos electrónicos laborales («Feliz 2005, por el culo te la hinco. Feliz año nuevo, chúpame un huevo») no sólo le ha valido para atrincherarse en el cargo, sino para cargarse al jefe provincial, que le afeó su mal gusto. ¿Se imagina la que hubiesen organizado si fuera un hombre el emisor de esos mensajes? Ya estaría en la cárcel acusado de humillación y maltrato psicológico a la mujer y su foto presidiría los platós de televisión, donde exigirían la cadena perpetua y su inmediato traslado a Guantánamo. Lejos de censurar la torpeza de su subordinada, el director Pere Navarro lo califica de chismorreo privado, olvidando que nuestros impuestos los mantienen y son bastante públicos.

Debe ser cosa del libro de estilo de la DGT, ya que él mismo reconoció que lo que busca del conductor multado es que diga: «La he cagado». Muy finos en la DGT. Otro habría dimitido (o le habrían dimitido), ya no por este episodio, sino por su lamentable trayectoria, que va desde sugerir a los españoles que opinen menos sobre De Juana Chaos y conduzcan mejor, hasta falsear las cifras de muertos en las carreteras para colgarse medallas, como denuncian varias organizaciones. De falta de vergüenza va sobradito, como de exceso de velocidad su coche oficial, ese que también pagamos todos. Con los millones de euros que lleva recaudados tendría para hacer una buena limpieza bucal a los suyos, ya que para arreglar las carreteras y los puntos negros se ve que no le alcanza. Lo suyo canta, como la halitosis.