Nueva York
Moncloa anuncia una reunión con Mohamed VI tras visitar Rajoy Melilla
José Luis Rodríguez Zapatero se entrevistará el próximo lunes con el Rey de Marruecos en Nueva York al coincidir durante una cumbre de Naciones Unidas sobre la pobreza.
En una especie de sorprendente consenso tácito, para lo que nos tienen acostumbrados, el líder del PP y el presidente del Gobierno cerraron ayer filas para no alimentar la polémica con Rabat, aunque el régimen alauí no necesite leña para mantener vivo el fuego.
Rajoy cumplió la agenda prevista para su visita a Melilla en respuesta a la carta amenazante de Marruecos en la que la calificaba de «provocación», pero también rebajó al máximo su tono y pasó de puntillas por todos los asuntos más controvertidos. Ya de origen en su plan inicial había excluido las actividades más molestas para el incómodo vecino árabe, como pisar la frontera o entrevistarse con representantes de las Fuerzas de Seguridad españolas, las víctimas del último golpe de presión marroquí.
Por tanto, todo muy institucio-nal, en un clima de «normalidad» en la calle que fue precisamente el mensaje que más quiso resaltar en su comparecencia pública. A falta de ver qué ocurre hoy, ayer la protesta de una minoría de activistas promarroquíes en la frontera confirmó a voces que detrás del ruido había pocas nueces. En resumen, Rajoy eludió las fotografías que podrían haber tenido un mayor simbolismo en ese enquistado conflicto sobre Ceuta y Melilla que Rabat se empeña en mantener vivo. Y en clave de mensaje midió tanto el fondo como la forma de la obligada reivindicación de la españolidad de la ciudad autónoma que pisaba, lo que además completó con una mano tendida al régimen alaui para «trabajar juntos y en beneficio de nuestros países y compatriotas». «Debemos cultivar lo mucho que nos une y no lo poco que nos separa», añadió en un tono de sentido de Estado más presidencial que de oposición. Fuentes de la dirección nacional del PP apuntaron al respecto que la postura que ayer adoptó Rajoy «entra dentro de su estrategia de poner el acento en su alternativa de gobierno». «Vamos donde tenemos que ir y con sentido de Estado», justificaban desde la cúpula popular.
Rebajar la tensión
Y es que Rajoy no sólo no polemizó con Marruecos, sino tampoco con la respuesta tibia que hasta entonces había dado el Gobierno a la misiva publicitada por el primer ministro marroquí, Abás El Fasi –todavía no había hablado José Luis Rodríguez Zapatero en Bruselas ni sabía, por tanto, del guiño que éste le iba a hacer. Aunque los hechos pudiesen apuntar en esa dirección, desde el entorno de Rajoy negaron a este periódico que hubiera conversado con el jefe del Ejecutivo para consensuar la vía para rebajar la tensión con Rabat que los dos tomaron.
«Si el Gobierno de España viene más o viene menos [a Melilla] es su problema, yo, desde luego, he venido como presidente del PP ocho veces y no hay ninguna razón para que no lo haga», fue todo lo que dijo Rajoy.
Horas después de la rueda de Prensa de Rajoy, llegaba el capote de Zapatero desde Bruselas. El jefe del Gobierno dijo que la visita del líder del PP le había parecido «correcta», que la «respetaba» y que sus declaraciones habían ido «en la buena dirección», informa Jorge Valero.
Poco antes, fuentes del Ejecutivo habían confirmado la reunión que mantendrá Zapatero con Mohamed VI el próximo lunes en Nueva York para «evaluar el estado de las relaciones bilaterales». Este cara a cara, pactado al parecer tras la crisis de Melilla, será el primero desde la campaña de acoso contra las mujeres policía orquestada por Rabat en la frontera con esta ciudad autónoma y que requirió de la intercesión de Su Majestad el Rey.
En la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo, Zapatero precisó que «si se produjera la reunión», algo que «es probable», los interlocutores abordarán el estado de las relaciones.
Está previsto que el ministro de Asuntos Exteriores celebre otra reunión «en paralelo» con su homólogo marroquí. Moratinos y Fassi Fihri también se encontrarán en la tarde del lunes en Nueva York, donde la próxima semana se celebra la Cumbre del Milenio. Aunque Mohamed VI no tenía previsto acudir, todo apunta a que lo hará para presionar sobre el plan de regionalización del Sahara Occidental que pretende sacar adelante en la ONU y para el que bien podría necesitar la ayuda de la diplomacia española.
Un «día de enfado» de baja intensidad
Sea porque el líder del PP rebajó el tono, o porque Mohamed VI ya tiene fijada una cita con Zapatero el lunes, pero lo cierto es que el tan anunciado «día del enfado» contra Rajoy quedó bastante descafeinado. Apenas una treintena de activistas (el «organizador» esperaba entre 300 y 400) se concentró en la «tierra de nadie» de la frontera con Melilla para protestar por la visita del líder popular. En la manifestación no se registraron incidentes, aunque se pudieron ver las consabidas banderas alauíes y las pancartas a favor de la marroquinidad de Ceuta y Melilla. Los congregados desplegaron una pancarta con otro montaje fotográfico en el que podía verse a Rajoy, al ex presidente Aznar y al presidente de Melilla, Juan José Imbroda, sobre un vertedero, junto a la frase «Vertedero de la historia».
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