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La última guerra del Comandante Cero

Líder de la Contra en los 80 y reconciliado con el sandinismo, ha generado una crisis con Costa Rica por el drenaje del río San Juan. Hablamos con Edén Pastora en la zona en disputa. 

Edén Pastora supervisando las operaciones en el río San Juan
Edén Pastora supervisando las operaciones en el río San Juanlarazon

Managua, cinco de la tarde. Una de las criadas del Comandante Cero rebusca para encontrar el móvil del «patrón». «Él no está aquí, se ha ido para San Juan del Norte con toda la familia», explica antes de vocear «¡buscadme el teléfono del jefe!». Una eternidad después, encuentra el número de alguien que conoce a alguien que, a su vez, está con quien fuera líder de la Contra nicaragüense que combatió, con financiación de la CIA, allá por los 80, al primer Gobierno del Frente Sandinista de Daniel Ortega, hoy de nuevo en el poder.
Una hora después, Edén Pasora descuelga su móvil en el desaguadero del Río San Juan.
-Comandante, ¿qué hace en el San Juan en pleno Fin de Año?
-«Aquí estamos, compañero, trabajando, limpiando el río, pasando el final del año con la familia en este paraíso. Daniel [Ortega, presidente, otra vez, desde 2006] me encargó la tarea de limpiar el caño de Harbour Head y aquí me tiene, cumpliendo órdenes.
Órdenes (de quien fuera su archienemigo hasta hace un lustro) que se ha tomado tan al pie de la letra que Nicaragua y Costa Rica, que comparten los márgenes del río de la discordia, están levantadas en armas desde que comenzaran en octubre los trabajos del Comandante Cero.
-Ya me conoce: cuando me meto en algo, lo hago en serio, ya sea combatir, tumbar un gobierno o dragar un río –ríe a 8.000 kilómetros. Con tanta fuerza que parece estar frente a frente.
Edén Pastora conoce bien estas tupidas selvas, inhóspitas y plagadas de mosquitos. En abril de 1984, al mando de 5.000 guerrilleros, llegó a controlar la zona y a proclamar la República Libre de San Juan del Norte. Un mes después, en plena rueda de prensa en una ribera, resultaba herido en un atentado perpetrado por un agente de los montoneros argentinos en el que murieron 11 personas, entre ellos varios periodistas.
El Comandante Cero regresó entonces a su base en Costa Rica y, dos años después, en 1986, renunciaba a derrocar al gobierno sandinista, como si se oliera el Irán-Gate que estallaba en 1988, salpicando a la Administración Reagan por la venta de armas a los ayatolás para, precisamente, financiar a la Contra.
-Usted que combatió a muerte a Daniel Ortega, ¿qué hace ahora cumpliendo órdenes de él?».
-El problema no era con Daniel sino con la dirección del FSLN, que eran diez, y que querían implantar el marxismo puro. Soy revolucionario y sandinista.
Y lo fue. Durante los últimos años de Somoza, se unió al sandinismo. El 22 de agosto, junto a otros dos miembros de la cúpula del Frente, a la que él pertenecía, dirigió la «Operación Chanchera», el asalto al Palacio Nacional. Con la caída del somocismo, Pastora fue viceministro de Interior y jefe de las milicias del FSLN hasta que las luchas con los hermanos Ortega (Daniel y Humberto) lo llevaron al exilio tras denunciar la deriva marxista y el alineamiento con Cuba y la URSS.
-Quería libertad para Nicaragua y Daniel ahora permite las libertades políticas, de Prensa... Coincidimos en hacer un gobierno democrático y revolucionario. Siempre estaré con los revolucionarios –zanja.
En octubre de 2006, el presidente Bolaños presenta un proyecto para construir un canal interoceánico. Hacían falta 18.000 millones de dólares y 12 años de trabajo. Por entonces ya era público que la ampliación del Canal de Panamá para los nuevos supercargueros sería insuficiente ante el creciente tránsito de mercancías. Tres meses después, Daniel Ortega asumía la Presidencia de Nicaragua y hacía suyos los planes para comunicar, a través del río San Juan, Atlántico y Pacífico.
Daños ambientales
Entonces, le encargó la tarea a quien fuera su peor pesadilla.
-Es un proyecto de hace cuatro años. La draga que estamos utilizando ha tardado dos años en construirse. El drenaje iba para dos o tres años, pero Daniel se ha entusiasmado [quizá a raíz del interés de Rusia y los Emiratos por financiar el proyecto] y va a meter tres dragas más a trabajar. En un año acabamos.
Siempre que Costa Rica no se oponga y que la tensión diplomática y armada no derive en una guerra por el control del tramo final del río. La disputa se centra en una vía taponada hoy que, según Nicaragua, comunicaba el río San Juan y el costarricense Río Colorado. Como el San Juan necesita más agua en el estrecho tramo final, donde incluso en época lluviosa no es difícil encallar por el escaso calado del río, Pastora se ha dispuesto a limpiar el caño para que las aguas de la Laguna de Portillos nutran al río.
Costa Rica denuncia que los sedimentos del dragado se están depositando en su territorio y que las tropas nicaragüenses han tomado la Finca Aragón, en la parte norte de Isla Calero.
La tensión ha llevado a la presidenta costarricense, Laura Chinchilla, a movilizar a la frontera a fuerzas de élite policial y a denunciar el hecho a la Organización de Estados Americanos. Además, la Justicia costarricense ha emitido una orden de captura por «daños ambientales» contra Pastora, quien tuvo pasaporte «tico» hasta hace bien poco, ganado en la época contrarrevolucionaria en que Costa Rica le daba cobijo.
-¿Qué es exactamente lo que está haciendo para que le quieran capturar?
-Definir nuestra frontera, ejercer nuestra soberanía. Hacer navegable nuestro río a las mercancías y al turismo. Cuando uno limpia su casa nadie le pregunta por qué. Ahora resulta que me quieren detener cuando admiro y quiero a Costa Rica. Mi mujer Yolanda y tres de mis hijos son costarricenses.
-¿Por qué dice usted entonces que este es un conflicto xenófobo alentado por sus vecinos?
-Históricamente, Costa Rica, y no digo los «ticos» sino su clase dirigente, han sido expansionistas. Creen que su fin es el mar. Se valen de su prestigio, de que no tienen Ejército, de su nivel cultural... Se sienten sangre pura y creen que los demás somos una manada de indios en taparrabos. No sólo los nicaragüenses, sino todos los centroamericanos.
No habrá guerra
Aunque los ánimos están exacerbados, no hay fervor patriótico: el 65,8% de los nicaragüenses está a favor de que sus tropas se retiren y la inmensa mayoría desea una solución negociada. De hecho, ya hay voces que creen que el litigio es una «cortina de humo» creada por Pastora para favorecer al sandinismo ante el año electoral que comienza con una grave crisis.
Pastora lo desmiente: «No tiene nada que ver. No es por un tema electoral. Nuestras tropas están en esa finca porque los propietarios, los hermanos Reyes, se dedican al narcotráfico y Costa Rica les protege. Además, la hacienda está en territorio nicaragüense. Andan diciendo que nos comimos sus chanchos (cerdos). No es cierto, lo que pasa es que, como a todos los narcos, se les confiscaron los bienes».
-Comandante, ¿van a llegar a las manos con los «ticos»?
-No, hombre. Nicaragua es siempre partidaria del diálogo. Esto se arregla. A golpes, jamás. Sé que es difícil entender a Edén Pastora, pero ésta es la última locura de mi vida. Por aquí entraron los conquistadores, este río es parte de nuestra historia. Y aquí me tiene con mis nietos y mis cuatro hijos.
-¿Cuatro? ¿Pero no dijo tres?
-Cuatro con Yolanda. Luego tengo otros diez más, que sepa.
-¿Pero le daba tiempo?
-Claro. Si entre combate y combate hay tiempo para morir cómo no va a haber tiempo para amar.

 

 

 

El río que debió ser canal
El Río San Juan es historia líquida. Por sus aguas han navegado los piratas más legendarios, desde el despiadado Olonés hasta el temible Morgan, y sus fortificaciones y castillos, levantados por los españoles en los primeros tiempos de la colonia, han sido testigos de batallas y asedios sin fin para proteger los codiciados tesoros de Managua, León y Granada.
La importancia estratégica de esta lengua de agua dulce de 211 kilómetros de longitud que comunica el Caribe con el Lago Nicaragua fue reconocida en 1524 por Hernán Cortés, que consideró ésta la mejor ruta para comunicar ambos océanos ya que apenas 18 kilómetros separan el lago Nicaragua del Pacífico. Por aquel entonces, Cortés le expuso al emperador que «quien posea el paso entre los dos océanos será dueño del mundo». Tras muchos avatares, el sueño de un canal a través del San Juan se disolvió y Estados Unidos fue dueño del Canal de Panamá y del mundo.
Hoy, el río San Juan, bautizado por los primeros conquistadores como Desaguadero, vuelve a ser escenario de disputas entre los dos países cuyas moléculas separa: Nicaragua y Costa Rica. De un lado, el sandinismo «light» del racauchutado Daniel Ortega; del otro, el «eco-pacifismo» de un país sin Ejército que se ve asimismo más cerca de Miami que de Centroamérica.