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Las dos caras del «Cholo»

La Razón
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Simeone siempre fue un futbolista muy querido por los suyos y odiado por los otros. Llegó a España de la mano del Sevilla en 1992. Allí coincidió con Maradona y con Bilardo. Fue el año del «Pisalo» del técnico, cuando su masajista quiso atender a un futbolista del Deportivo de La Coruña. «Los de colorado son los nuestros», decía el «Narigón». Y ese espíritu que ya había aprendido Simeone en el barrio se le marcó más aún. Esa garra, bien o mal entendida, la trasladó a todos los campos en los que jugó,

Pisotón a Guerrero:
En su primera etapa como rojiblanco, en diciembre de 1996, Simeone dejó una imagen que se recuerda en todos los campos españoles. El Atlético jugaba en San Mamés y la estrella del Athletic era Julen Guerrero. La respuesta del «Cholo» a la presión del estadio fue un pisotón al joven ídolo local al que se le quedaron marcados los tacos del argentino en el muslo.

Beckham
La estrella del fútbol inglés se marchó frustrado del Mundial de Francia 98. Era su primera comparecencia en un Campeonato del Mundo, la oportunidad de demostrar que era algo más que un chico guapo que le pegaba bien a la pelota. Pero en su camino se cruzó Simeone. Una provocación de Simeone desde el suelo forzó la expulsión de Beckham. El inglés, un alma cándida sin la picardía del potrero, «picó» y su selección se marchó del Mundial.

Racing y River

La polémica no ha abandonado a Simeone desde que dejó el césped y pasó al banquillo. Se marchó de River con un título y un último puesto. Los «gallinas» le odiaron por su peor puesto en un campeonato local hasta aquel momento. En Racing, su equipo hasta hace unos días, no le perdonan su «espantada».