Presidencia del Gobierno
El PP intenta anular el cortejo socialista al PNV y a CiU
La resaca del «cara a cara» entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy no dejó ayer un entusiasmo manifiesto en las filas populares, pero tampoco una frustración o decepción fácilmente palpable. Más bien imperaba la visión pragmática: por las fechas y por el contexto este Debate del Estado de la Nación ni suma ni resta, sino que ha sido un trámite que se ha cumplido «dignamente» y sin gastar «balas innecesarias». El golpe de efecto de que fuese Rajoy quien defendiese la petición de elecciones anticipadas ha sido el que ha copado los titulares, pero no es el elemento principal del debate interno. De hecho, la cúpula popular ha estudiado los «pros» y los «contras» de dar ese paso en alguna reunión del Comité de Dirección. No, la cuestión abierta afecta a la respuesta del partido a los movimientos del presidente del Gobierno en relación al Estatut catalán y la sentencia del TC.De ello hablaron, por ejemplo, en la reunión de argumentario que se celebró después de escuchar el discurso inicial de Rodríguez Zapatero. Por tanto, de puertas adentro hay discusión, aunque en la dirección gana la «doctrina Arriola» de que «no hay que morder el anzuelo, sino nadar y salvar la ropa». De las conclusiones que el PP saca del Debate de la Nación cabe también destacar la sensación de que Zapatero tendrá el apoyo del PNV en los Presupuestos. Pero lo inmediato es la votación de las mociones de resolución, que el PP ha redactado –26, que tiene que dejar en 15– con la vista muy puesta en CiU y PNV. La portavoz Soraya Sáenz de Santamaría ha movido sus «armas»: priman las cuestiones socio-económicas y hasta ha hablado con Erkoreka. Sería una sorpresa que el PP introdujera una moción en clave catalana.
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