España

Esos locos bajitos

La Razón
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Fue todo un hallazgo. Serrat describió con talento, gracia, y una gran dosis de ternura, la educación de varias generaciones de españoles con aquella canción inolvidable. Si la memoria no me falla, que me falla más que una escopeta de feria, han debido pasar al menos tres décadas desde aquello. Ahora, en estos tiempos de escaso talento, toneladas de mediocridad y ocurrencias variadas, el Gobierno de Zapatero, empeñado como está en hacernos felices, se pasa todo el día tratándonos como a esos locos bajitos y su lema se parece mucho a aquello de «eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca». Pero eso sí, por nuestro bien. A la madura sociedad española,como les gusta decir a los políticos y especialmente a los de izquierdas, por lo visto hay que tutelarla como en los viejos tiempos. Con tanto ocuparse de la memoria histórica a algunos les han salido los viejos tics paternalistas del antiguo régimen y, encima, los justifican con manifestaciones supuestamente graciosas y ocurrentes. La penosa intervención de Marcelino Iglesias, presunto número tres del PSOE y presidente de Aragón a tiempo parcial, es uno de los muchos ejemplos de la senda del disparate por la que transita el Gobierno de la nación y la mayoría de los socialistas con galones. Defender la chorrada efectista de los 110 kilómetros por hora acusando a los populares de confundir libertad con conducir rápido y con algunas copitas de más, en alusión al presidente de Nuevas Generaciones que ya ha pagado por su imprudencia, es de una bajeza notable. La falta de ideas y de proyectos no es nueva en esta legislatura de la larga agonía a la que sólo le faltaba ya una buena dosis de zafiedad que mucho me temo va a ser la tónica de ahora y hasta las elecciones generales. Hace unos días un dirigente del PSOE de los que aún tienen la cabeza sobre los hombros me comentaba, bastante cabreado, que cuántos callos más piensa pisar un Zapatero que en caída libre puede llevarse por delante a algunos barones en los comicios municipales y autonómicos del 22 de mayo. El partido mayoritario hoy en España es el de los cabreados. Fumadores, hosteleros, conductores y, en definitiva, casi todo el mundo con derecho a voto, está deseando mostrar su rebeldía ante el intervencionismo gubernamental en sus, en nuestras, vidas. Aquí no somos los locos bajitos los que tenemos que dejar de «joder con la pelota» porque quienes se han puesto a jugar al fútbol en el salón de la porcelana son ZP y sus ministros. Ellos sí son los locos aunque no necesariamente bajitos. Porque es una locura sustituir por inventos que únicamente sirven para irritar al respetable que bastante tiene con la crisis y el paro que lleva consigo, las políticas serias y a largo plazo. Llevamos décadas sin política energética porque ningún gobierno ha tenido las agallas de coger el toro por los cuernos. Y ahora, además, como cunda el ejemplo socionacionalista catalán, ni siquiera habrá toro al que agarrar.