Bruselas

Ley de Murphy por Toni Bolaño

La Razón
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Murphy está machaconamente presente en nuestras vidas: «Si algo puede salir mal, saldrá mal», dice su ley. Y así es. La semana pasada acabó mal, muy mal, y esta que ahora comienza no apunta mejora. La prima de riesgo desbocada, el diferencial desmadrado, Valencia y Murcia pidiendo rescate, Europa mira cómo nos desangramos, el Gobierno no da abasto para achicar el agua y, para colmo, el fuego arrasa en Gerona y nos deja imágenes dantescas. Por si esto fuera poco, algún ministro falto de protagonismo decide salir a la palestra. Después de su fiasco en el CGPJ y de poner en pie de guerra a jueces y fiscales, Alberto Ruiz-Gallardón desempolva la ley del aborto en su afán de desviar la atención de lo «importante». Lo de desviar la atención de los problemas es muy viejo y no tiene exclusividades. Mientras Cataluña está pidiendo el rescate, el Gobierno de Mas sigue empecinado en centrar todos sus esfuerzos en el pacto fiscal. Eso sí, se sabe que servirá para poco porque Rajoy no quiere negociar o el momento no sea, ni de lejos, el adecuado. Lo importante –salir del atolladero– quedará de nuevo en segundo plano y la irresponsabilidad pasará al primero. Si fracasa el pacto fiscal sólo se generará frustración. O gritos a favor de la independencia, que es el objetivo oculto del Ejecutivo de Artur Mas. En el imaginario nacionalista, Mas Colell, el conseller de Economía, es poco menos que un visionario. Hace pocos días afirmó que preferiría ser intervenido porque así hablaría con Bruselas y no con Madrid. No sé en qué mundo vive el venerado profesor pero dudo de que Bruselas sea más benevolente que Madrid. Además, por qué no explica el conseller que nos comemos el famoso déficit fiscal a marchas forzadas porque Cataluña ya no se financia con impuestos, se financia con deuda. Una deuda que consigue España, no Cataluña. Así es Murphy.