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El retrato de la ciudad ideal

Entender el poder de la imagen a través de los paisajes de las ciudades durante la época moderna desde los Países Bajos y América hasta urbes mediterráneas como Roma, Venecia o Sevilla. El hispanista Richard Kagan dirige el curso «El poder de la imagen: retratos de la ciudad barroca», que patrocina la Fundación Abengoa, y que aborda la proyección que reyes y autoridades municipales intentaron difundir de las metrópolis.

La Razón
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«La imagen es una inversión. Se pagaba a artistas para hacer un retrato de las ciudades. Eran unas imágenes idealizadas, en las que quitaban la mendicidad, la pobreza y se aumentaba el tamaño del mapa. El mensaje era convencer a los habitantes que estaban viviendo en la ciudad ideal». El ciclo, que comenzó ayer en Sevilla, explora ese pequeño germen de publicidad que surgió entonces. Una idea que nació en ese momento, pero que Richard Kagan no duda en relacionar con la actualidad. «En aquel siglo, se hacía para una divulgación local y decir qué buenos eran sus gobernantes. Pero si hoy acudes a cualquier oficina de turismo, ves que el planteamiento se mantiene: no hay criminalidad ni delincuencia. La calle está limpia y la gente feliz. No hay lluvia ni inseguridad. En esa época se encuentran las raíces de un intento político de fabricar una buena imagen urbana, porque ya eran muy conscientes de que una buena imagen representaba también dinero».