El «aquelarre» etarra
Aznar critica el «juego temerario» del Gobierno con Batasuna y ETA
La reivindicación de la lucha contra ETA de José María Aznar consiguió ayer un lleno hasta la bandera en el Auditorio de la Mutua Madrileña, reunió a sus tres ex ministros del Interior, y, lo más importante, seis años después de su retirada de la primera línea política aún movilizó a las víctimas del terrorismo
Cuando suenan tambores que anuncian una operación de lavado de imagen de la izquierda abertzale ante las próximas elecciones municipales, el pretexto para una fotografía de tanta relevancia fue la presentación del libro «España, camino de la libertad», del diputado popular Ignacio Cosidó y el analista del Grupo de Estudios Estratégicos, Oscar Elía, y que edita Gota a Gota.El acto se convirtió, lógicamente, en una reivindicación de la política contra ETA que se practicó durante los años de Gobierno del PP, y en una advertencia preventiva sobre los riesgos de que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero deje que Batasuna vuelva a las instituciones en un escenario en el que lo único claro ha sido su negativa a romper con ETA. Por cierto, la efectista fotografía de Aznar con sus ex ministros había sido «calentada» por unas contundentes declaraciones de Mayor Oreja a este periódico en las que mordía en la yugular de la supuesta negociación que hay en marcha para facilitar la vuelta del entorno proetarra a los ayuntamientos vascos.Si según Jaime Mayor «estamos viendo un proceso tipo de resolución de conflictos y eso exige un acuerdo entre ETA y el Gobierno», Aznar, por su parte, denunció el «juego temerario de los que quieren experimentar con nuevas operaciones de distracción», en alusión al Gobierno y a su estrategia con la izquierda abertzale.«Conviene poner negro sobre blanco el juego de los que alimentan falsas expectativas que no son más que un plato recalentado de la cocina de ETA, aderezado por sus apoyos políticos y presentado por esos supuestos mediadores internacionales para hacerlo más atractivo a las voluntades erráticas y a los cálculos oportunistas», defendió, antes de apelar a la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre Batasuna. En abril de 2009 este tribunal avaló que se pudiera ilegalizar una lista por no condenar el terrorismo, algo que ni el Tribunal Constitucional español ni el Tribunal Supremo habían admitido. Esa sentencia permite elevar el nivel de exigencia a cualquier lista que se presente como sucesora de Batasuna. Y a la doctrina de Estrasburgo apeló Aznar: «Para actuar en democracia no sólo hay que condenar el terrorismo, sino que hay que abandonar cualquier proyecto político incompatible con las libertades. Por tanto, aquellos que ni condenan el terrorismo ni renuncian a su proyecto totalitario no pueden estar en las instituciones». El PP no se prodiga en fotografías de unidad entre la actual dirección y los equipos de Aznar, y eso da mayor resonancia al eco de la simbiosis del discurso del presidente de FAES y del líder del PP. Este último llegó a asegurar que espera no tener que volver a decirle a ningún presidente lo que le espetó a Rodríguez Zapatero en la pasada Legislatura, en alusión a aquella frase de la «traición a los muertos» que provocó ríos de tinta. «No pueden presentarse a las elecciones ni los buenos ni los malos», sentenció Rajoy. Ayer quedó claro que Gobierno y PP no han pactado la estrategia para gestionar la situación de debilidad en la que está ETA. Los populares se aferran a su receta: sólo cabe la ley y el camino de la derrota de la banda.
El «único» camino contra ETA- Aznar y Rajoy recordaron ayer al Gobierno, por si se le ha olvidado, el «único» camino eficaz en la lucha contra ETA: la ley, no pagar ningún precio político a ETA, abrir la política antiterrorista a un consenso de Estado, ilegalización de las organizaciones políticas al servicio de la banda y reconocimiento de las víctimas.
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