Andalucía
Tocando el violín en la cubierta
El barco se va a pique mientras los que tienen que dirigirlo tocan el violín en la cubierta. Andalucía, con un treinta por ciento de paro, aglutina en septiembre el 25 por ciento de todo el desempleo de España. No hemos pasado ni de los números rojos a los verdes –la consejera de Presidencia dixit– ni se percibe la floración laboral que los gobiernos de Zapatero y Griñán llevan pronosticando desde hace meses. La negrura se espesa en el horizonte. Es hora de reconocer que las medidas puestas en marcha se han jodido. Ni el plan E, ni el Proteja, ni el Memta, ni el programa de arreglo de caminos, ni los talleres de empleo, ni los millones de euros trasvasados impúdicamente a la patronal y a los sindicatos para formación ni los 14.000 millones que dice el presidente de la Junta que ha movilizado su Ejecutivo para poner diques a la crisis. Se ha jodido el plan porque se ha actuado tarde y mal. Porque se sigue tocando el violín sobre la perpendicular del hundimiento. La crisis comenzó oficialmente a mediados de 2007, cuando el paro inició una subida en cadena desconocida en la era del «boom» inmobiliario. Se dejó pasar el tiempo. Los primeros presupuestos «contractivos» de Griñán, los de 2010, apenas si se redujeron en 26 millones de euros, un 0,077 por ciento, pese a que 2008 y 2009 fueron los peores años en destrucción de empleo. En septiembre de 2007 Andalucía tenía 498.746 parados y dos años después la cifra se había prácticamente duplicado: 823.530. Ya hemos superado holgadamente el millón de personas sin trabajo si contamos eventuales agrarios y los inscritos en cursos de formación. Aún así, la Radiotelevisión andaluza de la copla y de Fernando Romay toreando con zahones una vaquilla, que tiene asignados más de 150 millones de euros de presupuesto público en 2011, cerrará con un déficit de otros diez u once millones; se mantienen más de un centenar de delegaciones provinciales que han servido de abrevadero de alcaldes del PSOE caídos tras el 22 de mayo; en las empresas públicas se aplica la máxima gatopardiana de cambiarlo todo para que nada cambie, con los 1.600 trabajadores de la antigua Faffe y los 5.000 de Egmasa blindados laboralmente en las nuevas agencias mientras funcionarios de carrera están obligados a pasar las horas mano sobre mano. No hay quien se atreva a pisar una mina en precampaña electoral. Ni Rajoy, ni Rubalcaba ni nadie. Lo más acertado que ha dicho Valderas en el último lustro es que estamos próximos a un «estallido social». Que sigan los violines, que sigan...
✕
Accede a tu cuenta para comentar