Murcia
Opinión: Lo más sagrado
Lo que más me indigna en el mundo es el cinismo y la demagogia. Parece que ahora se va a acabar el mundo porque corten cuatro calles y se facilite la realización de algo que, más allá de lo que pueda suponer a nivel espiritual para los que creen en ello, sin duda constituye un hito para el País. Si nos ponemos así por esto, deberíamos ser consecuentes y hacerlo con todo. Se critica que el país se paralice porque unos «cuantos» –millones– van a ver a su líder. Pero cuando España ganó el mundial y se cerraron las calles, se colapsó el centro y no se podía circular, nadie se quejó. No, porque queremos un estado laico, pero a todos nos gusta el fútbol. A todos. Se escucha también como una letanía eso de que el dinero de la visita del Papa se tendría que gastar en los niños de África, pero nadie se atreve a criticar lo que cobra Messi o Ronaldo, que también mueven masas y no suelen ir a poner la mesa a Jesús Abandona.
Y se critica que la Iglesia es una institución retrógrada y que tiene que modernizarse, pero nadie dice que el fútbol es un deporte machista, lleno de racismo y violencia y que proyecta una imagen que, como hemos podido ver estos días, no contribuye precisamente a la mejora de la sociedad.
Y es que parece que hoy la religión intocable de verdad es la de Messi y compañía, que puede ser retrógrada, ganar dinero a costa de la explotación de los demás y lograr estados de alienación ciertamente peligrosos y nadie se atreve a abrir la boca. No digo que dejemos el fútbol y abracemos la Iglesia –yo no lo haré–, pero, por favor, no seamos tan cínicos.
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