Presidencia del Gobierno

ADIOZ

La Razón
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omo ha venido preconizando estos días una brillante campaña publicitaria, parte del electorado español se dispone a decir ADIOZ a Rodríguez Zapatero. Espero que el adiós sea mayoritario, y me gustaría poder decir que va a ser aplastante. Pero siendo eso difícil de por sí, aún más difícil lo es con un sistema electoral como el nuestro. El posible adiós a Rodríguez Zapatero abrirá por tanto una nueva etapa en una crisis que cada día cobra mayor intensidad. Varias cosas han quedado claras en estos cuatro años. Una de ellas, que los nacionalistas o bien son separatistas de filiación totalitaria, o bien no están dispuestos a acatar ni la más leve sombra de una política basada en un proyecto nacional español. Tal vez al PP no le quede otro remedio que gobernar con alguno de ellos. Todos sabemos ya que gobernará con quienes odian o desprecian España. Otra es la naturaleza del PSOE, que mucha gente, como venía ocurriendo con los nacionalistas, ha preferido no ver durante años, años perdidos, dicho sea de paso, para la causa de la libertad y de la democracia. Rodríguez Zapatero no encarna la perversión del antiguo socialismo español. Es su decantación última, la forma más perfecta –por ahora– de lo que el socialismo castizo, el nuestro, viene representando desde hace ya un siglo: intolerancia, deslealtad democrática, relativismo o nihilismo… Todo ello resumido en la escandalosa confesión pública, hecha por Rodríguez Zapatero, de que ha mentido a los españoles. Imaginar que un partido como éste se va regenerar después de una posible derrota electoral es como especular con que los nacionalistas, de una u otra laya, van a dejar de lado su proyecto de acabar con España. Si a esto se le añaden los mimbres institucionales, por así llamarlos, con los que se ha urdido el «Estado de las autonomías», la previsión no es difícil. Ni que decir tiene que para lo que se nos viene encima, siempre será mejor que el gobierno central no lo ocupe quien necesita la crisis porque vive de ella. Adiós, por tanto, ¡con Z!