Lyon
Apoyo total para derrotar a ETA
La contribución de Francia a la lucha contra ETA en los últimos años ha sido decisiva para que la banda atraviese uno de los momentos más complicados de su historia. Fruto de esa estrecha colaboración hispano-francesa, se ha descabezado a ETA hasta en tres ocasiones en menos de un año. Atrás quedaron los tiempos de la infamia, cuando el país vecino era el santuario desde el que los terroristas organizaban con impunidad sus actividades delictivas. El presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, eligió ayer la solemnidad de su intervención ante los diputados y senadores en el Congreso para reiterar el compromiso de su país con la democracia española en este terreno y proclamar su determinación absoluta para derrotar a ETA, además de dejar sentadas las bases que debe reunir cualquier política democrática contra una banda terrorista como la etarra. Durante su discurso ante los parlamentarios, un gesto que se reserva sólo a los dirigentes de los países más allegados a España en visita de Estado, Nicolas Sarkozy afirmó que Francia perseguirá a todo tipo de terroristas «hasta acabar con el último» porque no son más que «unos asesinos» y defendió la unidad y firmeza de los dos grandes partidos españoles, PP y PSOE, frente a ETA porque, cuando este consenso se produce, «el conjunto de Europa aplaude la democracia española». En plena coherencia con sus postulados de siempre, puestos de manifiesto cuando era ministro del Interior, Sarkozy fue claro cuando aseguró que la democracia no puede «transigir» con los terroristas porque los asesinos «no ven la mano tendida, sino la debilidad». España es una buena prueba de que ese pronunciamiento responde a la realidad. El fracasado proceso de negociación, impulsado por el Gobierno socialista, fue uno de sus más graves errores en los cinco años de gestión. Aquel frustrado intento perjudicó la lucha contra ETA y debilitó el Estado de Derecho. Por estas mismas razones, el principal acierto del presidente Zapatero fue la reconsideración de esta política y la renuncia al «final dialogado de la violencia», como gustan expresar los partidarios de contemporizar con los terroristas. España y Francia han demostrado que la presión conjunta y coordinada de los dos países ha cosechado avances decisivos. Por eso, se ha progresado eficazmente en la colaboración policial. No es casual que esta Cumbre hispano-gala haya deparado nuevos compromisos en este terreno, como la creación de un denominado «Estado Mayor Común para la Seguridad» con el propósito de perseguir a «todos los terrorismos» y a otro tipo de delitos, como el narcotráfico, el crimen organizado y la inmigración ilegal. Esta suma de medios y de intereses supone un nuevo salto adelante que redundará en una mayor seguridad. La unidad de acción entre vecinos y aliados contra amenazas comunes es una respuesta adecuada sobre la que se debe perseverar. La especial sintonía que reina entre Madrid y París se ha concretado también en la apuesta personal del presidente Sarkozy de dar un empuje a las comunicaciones entre ambos países, con el compromiso explícito de que Barcelona estará por tren a menos de cuatro horas de Lyon en 2012, vieja aspiración de las ciudades mediterráneas. También es de agradecer al presidente francés su respaldo para que España ingrese como miembro del G-20, foro en el que Zapatero ha puesto especial interés. En suma, la visita de Sarkozy ha sido altamente positiva al reforzar las posiciones conjuntas en cuestiones de vital importancia.
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