Crisis económica

Bienestar sin Estado

La Razón
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Tendemos a caer en la falacia de que la sanidad pública prueba que no es posible la sanidad privada para los más pobres. P.Chalupnicek y L.Dvorak, «Health insurance before the Welfare State», The Independent Review, invierno 2009, demuestran que hubo sanidad privada organizada por los trabajadores en mutualidades que alcanzaron una dimensión muy importante hasta el primer cuarto del siglo XX. Todos los seguros tienen problemas de riesgo moral (aumentan los incentivos a exponerse al riesgo) y selección adversa (los individuos con más riesgo tienden a asegurarse más que los demás), problemas que aumentan el coste de las aseguradoras y pueden colapsar el sistema. Sin embargo, las mutuas privadas los superaron, arbitrando soluciones de mercado: sistemas de vigilancia y control para evitar abusos; contaban con médicos propios. Lo que no pudieron superar es la intervención del Estado, que ya desde finales del siglo XIX, y con todo descaro desde principios del XX, empezó a crearles dificultades cada vez más graves, empezando por el seguro de enfermedad obligatorio y acabando por la nacionalización de la salud. El Estado intervino, como siempre, aduciendo que lo hacía en favor de los ciudadanos y del sector privado, pero en realidad, como siempre, socavó las bases sociales de las mutuas, y el paso de la fraternidad privada al paternalismo público acabó con ellas.