Atlético de Madrid

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Caballero

La Razón
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Alfonso Pérez Burrull solamente ha sido sancionado con un mes de reposo. El escándalo que protagonizó en el Bernabéu tal vez le hacía acreedor a castigo más ejemplarizante. Es lógico que fuera de la órbita madridista se piense que árbitros como Pérez Burrull, independientemente de a quién favorecen o perjudican, deberían sufrir mayores sanciones. Habría mucha gente que aplaudiría que, en ocasiones como ésta, el causante del atropello hasta perdiera la categoría. Con los árbitros suele haber excesivas complacencias. Merecen gran respeto y deberíamos hacer lo posible por facilitarles la labor. Para empezar, los futbolistas, que en repetidas ocasiones tratan de engañarles, pero en casos como el del cántabro, la cuestión tiene otros matices. No ha sido la primera vez que Pérez Burrull ha favorecido al Madrid, equipo que en el noventa y nueve por ciento de las ocasiones no lo necesita. Es fácil recordar otros dos partidos en los que se abstuvo de señalar alguna falta importante y de acabar favoreciendo al Madrid. Lo del domingo superó los antecedentes. Fue espantoso su arbitraje y, pese a ello, por encima de los errores estuvo su prepotencia, su chulería al decirle a Juanfran, al damnificado, que aprendiera a tirarse. No sólo no pitó el penalti, sino que amonestó al jugador y le insultó al acusarle de cometer delito. En la segunda ocasión fue el delirio, le expulsó. Juanfran fue un caballero y no respondió como habría hecho cualquiera castigado y humillado. Mostró extraordinaria templanza.