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La Razón
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Mentira. Mayo no es el mes de las flores sino el de los capullos en cuanto te llega el borrador, imposible de emborronar, de Hacienda. Es el certificado, y con acuso de muchos euros a pagar, de que se es un pringado de los que encima dan esplendor porque sale a deber. Por una razón: vivir de alquiler. Eso mismo que promociona Beatriz Corredor, como antes lo hicieron Carme Chacón y María Antonia Trujillo: formamos parte de Europa y había que importar una parte de su cultura, la del alquiler. Sí pero no: estar en Europa estamos, exactamente en Transilvania. No te chupa Drácula pero lo hace Hacienda. Pero qué bien lo pintaron y lo mucho que mancha en la cuenta corriente. Vivirán en propiedad, porque si no de qué van a animar a pernoctar en alquiler, tan moderno, tan civilizado, cuando, si hay que desgravar, lo hacen a quien cede su piso y no a quien lo alquila. Padecemos el peor desprecio de todos: el de la ignorancia. Puestos a animar, mejor no desanimar: si eres mayor de 35 y te dio por alquilar, por no poder comprar, después de 1997, eres un paria. Ni la pedrea. Normal que después del zurriagazo por ser buen pagador y mejor subarrendado uno se tire a la piscina -aunque esté sin agua, no hay riesgo de ahogarse pero sí de desnucarse- de cabeza a la propiedad. Da igual que el impuesto revolucionario sea pasarse 40 años de hipoteca comiendo lacasitos y quejándose mientras tanto. Estemos en crisis, o no, los alquilados somos los imbéciles del progresismo que no llega. ¿Incentivar el alquiler? Va a ser que no, lo penalizan. Menos palabras y más acción: desgravación ya. Que los alquilados no nos merecemos estar etiquetados en una casta inferior, la de los capullos. Lo del alquiler no se lo cree ni el Gobierno de ahora ni el de antes, y eso que viven de prestado.