Ciclismo
Contador puede con todo
La última contrarreloj del Tour la suelen ganar los más fuertes, no los especialistas. Y por eso Alberto Contador dio la vuelta ayer al resultado de la primera pelea contra el cronómetro de este Tour. En Mónaco ganó Cancellara. Ayer tres segundos tuvieron la culpa de que el madrileño tuviera que subir dos veces al podio. Una como vencedor de etapa. Otra, para volver a recibir el jersey amarillo.Contador sólo quería confirmar que el Tour era suyo. Y lo hizo. Pero además se quitó una pequeña obsesión de la cabeza. Acostumbrado a marcar los mejores parciales en las peleas contra el crono, una y otra vez se veía superado por Cancellara en los tiempos finales. Le sucedió en la primera etapa de este Tour, pero más doloroso fue en los Juegos de Pekín, porque además allí tuvo que conformarse con la cuarta plaza. Un lugar que no da derecho a entrar en la historia.Para eso, Contador ya tiene las carreras por etapas. Ha ganado las tres últimas grandes que ha disputado y va camino de la cuarta. Después de su exhibición de ayer, el segundo, Andy Schelck, ya camina a 4:11 en la clasificación general. El tercero, Armstrong, a 5:25.Contador disfruta de su momento. «Ganar una contrarreloj en el Tour es algo enorme», asegura. Aunque la victoria se la fue encontrando por el camino. «He tenido un gran día, pensaba sobre todo en la general, pero cuando me he dado cuenta en el primer punto intermedio de que la situación era buena, he ido a tope», reconoce.Contador tenía la ayuda en el coche del segundo director de su equipo, Alain Gallopin. El director de Astana, Johan Bruyneel, prefirió seguir a su amigo y jefe, Lance Armstrong. El líder del Tour apretó sobre todo en los primeros kilómetros, hasta llegar a la cima del repecho que se le atragantaba a los rodadores. «Sabía que Cancellara en la bajada es rápido y siempre me saca tiempo, y he dado el máximo hasta el final», reconoce. «He ganado delante de grandes especialistas. La diferencia se ha hecho en la montaña».Y el cronómetro le daba la razón en sus reflexiones. Por eso Andy Schleck sólo tardó quince segundos más que Armstrong en recorrer los cuarenta kilómetros de la etapa. Claro que el estadounidense ya no es el hombre que tiranizó durante siete años la carrera. 1:29 perdió con respecto a Contador. Suficiente para estar orgulloso en su regreso y subirse de nuevo al podio a la espera de lo que suceda mañana en el Mont Ventoux.Andy Schleck estaba tan orgulloso de su rendimiento como admirado por el rendimiento de Contador. «Creo que he cumplido con una buena contrarreloj y muchas personas han reconocido que he defendido bien mi puesto en la general, pero Contador ha hecho un tiempo extraordinario. Me ha impresionado una vez más. Ha demostrado que es el más fuerte», reconoce el segundo de la general.La tercera posición de Lance era la que le correspondía por tiempos y por piernas a Bradley Wiggins. El británico ha soportado la montaña junto a los grandes o a poca distancia de ellos. Y ayer llegaba el terreno en el que más disfruta. Él, que viene de la pista, se siente más cómodo cuando la pelea es contra el reloj y no contra las montañas. Pero ayer se derrumbó en el último tramo y perdió su oportunidad de alcanzar el podio. Había hecho todos los méritos para ello. En la carrera y antes. Domó su enorme cuerpo de rodador para que aprendiera a tolerar las cuestas. Llegó al Giro con cinco kilos menos de los que pesaba cuando fue medalla de oro en pista, en persecución, en los Juegos de Pekín. Y antes del Tour le dio tiempo a perder tres más hasta modelar un interminable y escuálido cuerpo capaz de aguantar las subidas que le proponía la hoja de ruta de este Tour. Pero ayer se le escapó el premio.Igual que a Andreas Kloden después de reventar el miércoles en la subida a la Colombiere. O a Frank Schleck, el ganador de esta etapa, que no progresa igual que su hermano en la contrarreloj. Ahora queda a 5:59 de Contador, pero a sólo 34 segundos de Armstrong y con el Mont Ventoux por delante.La subida al monte del paisaje lunar parecía destinada a decidir la carrera. Pero ahora da la impresión de que llega demasiado tarde. La superioridad de Contador no parece dejar sitio a desfallecimientos extraños ni a escapadas heroicas capaces de dar la vuelta a la clasificación. Aunque él mantiene la prudencia. «Hay que cuidar todos los detalles, tenemos una buena diferencia y hay que tratar de no cometer errores para lograr la victoria», advierte.La etapa de mañana es la última oportunidad para sus enemigos. «El Tour aún no ha terminado y vamos a estar atentos en el Mont Ventoux. Queremos estar los dos hermanos Schleck en el podio», dice Andy. Y Carlos Sastre, que ayer no forzó, también espera que llegue mañana. «Es quizá la única oportunidad que tengo en este Tour de intentar hacer alguna cosa más y poderme quitar la espina de esta carrera», asegura. «De otros asuntos no hablo porque cuando lo hago sube el pan», afirma. Como cuando habla Greg Lemond. «¿Un corredor con agua del grifo puede subir así?», duda el estadounidense. Contador, sí.
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