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«Cuando no se protege a la familia el ser humano queda indefenso»
MADRID- En menos de un mes la diócesis de Madrid ha asumido y organizado la celebración de un encuentro en defensa de la familia cristiana, en el que el próximo día 30 espera reunir en la plaza de Colón de Madrid a más de un millón de personas. César Franco, obispo auxiliar de Madrid y encargado de organizar el acto, explica a LA RAZÓN las razones de esta convocatoria.
–¿Cuáles son las «fuertes amenazas» a la familia de las que ha hablado el cardenal Rouco?
–La primera de estas amenazas es la desnaturalización del mismo concepto de familia basada en la unión estable entre el hombre y la mujer que se abren a la vida en un amor generoso y fecundo. En la propia naturaleza del hombre y de la mujer está inscrita esta llamada al amor unitivo y procreador, fuente de bien para los esposos y los hijos, y es preciso reconocer este orden natural y defenderlo de los ataques a que es sometido: ideológicos, culturales, jurídicos. Cuando la familia no se protege, el ser humano queda indefenso, como vemos en tantas realidades dramáticas, que conmueven a la sociedad: ahí están las últimas noticias sobre el aborto, la violencia en el seno de la misma institución familiar, el abandono o poca atención de los ancianos, la falta de responsabilidad de muchos padres en la educación de los hijos, etc.
–¿Cómo se puede poner solución?
–Es preciso defender la familia en su mismo origen y protegerla con todo tipo de políticas que no la discriminen frente a otras formas de unión. Urge además educar a las nuevas generaciones en lo que significa el verdadero amor como base de la institución familiar, de modo que puedan superar las crisis normales de la futura relación matrimonial con madurez y entrega de sí mismos. En realidad, las amenazas que sufre hoy la familia son las amenazas que sufre la persona humana cuando se le inculca un estilo de vida del que han desaparecido las exigencias éticas de la entrega de sí mismo a favor de los demás.
–¿Qué aporta la familia cristiana a nuestra sociedad?
–Aporta la novedad de estar edificada sobre el sacramento del matrimonio que es una acción de Cristo sobre los esposos que les hace capaces para amarse en fidelidad y para ser signo ante la sociedad del amor de Cristo y la Iglesia. Esta especificidad de la familia cristiana viene a ratificar el plan de Dios en la creación. La presencia de Dios en la vida de los esposos es la garantía para amarse según su plan y para superar las dificultades que lleva consigo la vida común, la procreación y educación de los hijos, etc. Dicho de otra manera, la familia cristiana no está exenta de dificultades pero cuenta con la gracia de Dios. Además, la familia cristiana aporta a la sociedad el ser una iglesia doméstica, una pequeña iglesia, abierta a cuantos pasan necesidad, que acoge con misericordia a los pobres y necesitados. La familia cristiana está llamada a vivir la realidad de la Iglesia y ser así signo del amor de Dios. Por ello debe luchar contra todo lo que intenta paganizar o secularizar las raíces sagradas de la institución matrimonial y familiar.
– Este será uno de los objetivos que se defienda el encuentro del día 30 ¿Quienes están invitados a él?
–Todos los que quieran asistir. Por supuesto, están invitadas todas las familias de Madrid y de España que se sientan llamadas a celebrar en familia este encuentro. Al decir familias, decimos, padres y madres, hijos, abuelos... todos los que componen la realidad familiar. Todo el que quiera puede unirse a esta fiesta, incluso aquellos que, sin compartir nuestra fe, quieran conocer cómo vivimos en la Iglesia la realidad familiar.
–¿Como anima a las familias a participar en este acto?
–Les diría que es importante mostrar que la Iglesia es la gran familia de los hijos de Dios y que en esta gran familia la presencia de cada familia hace visible esa humanidad nueva que la redención de Cristo nos ha conseguido. Cuando uno es consciente de que forma parte del Pueblo de Dios, familia suya, se siente contento de compartir su fe, su vida y su tiempo con todos los que son miembros de ese Cuerpo. Creo, además, que los problemas a los que he aludido antes nos urgen a todos a orar a Dios y a la familia de Nazaret para que se resuelvan justamente. Son muchos los motivos que tenemos para orar juntos y celebrar el misterio de la Encarnación de Cristo que ha querido nacer en el seno de una familia
–¿Qué otras iniciativas realiza la Iglesia para defender a la familia?
–Hay muchas asociaciones que tienen como finalidad ayudar a la familia defendiendo la vida desde la gestación. Otras ayudan a madres con dificultades, acogiéndolas en pisos hasta que se arreglan sus problemas. Son muchas las diócesis que cuentan con Centros de Orientación Familiar, en Madrid existen tres. Desde el punto de vista jurídico contamos con grupos de expertos que ayudan a las familias cuando tienen problemas de todo tipo. No hay que olvidar a las familias emigrantes a quienes se les acoge, asesora y ayuda desde la diócesis y las Cáritas.
«Festejar el amor»
Desde que asumió la responsabilidad de organizar el encuentro en defensa de la familia cristiana del día 30 en la plaza de Colón de Madrid, la agenda de César Franco (Piñuecar, Madrid, 1948) ha dejado de tener huecos. El obispo auxiliar de Madrid aporta a este acto su experiencia para organizar eventos como el encuentro de los jóvenes con Juan Pablo II en Cuatro Vientos en 2003 o la reciente «Misión Joven» de la diócesis madrileña. Ahora, ante el acto del día 30, proclama que «el gran don del amor indisoluble entre el hombre y la mujer, y abierto a la vida, merece ser festejado y celebrado en el día de la Sagrada Familia».
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