Nueva York
«De la Movida madrileña sólo quedan socavones»
Entrar en el espacio Valverde es abrir la puerta al mundo de Campanilla y Peter Pan. Al hacerlo siento mil ojos femeninos encima de mí que parecen susurrar: ¡Bienvenida a casa de «Ceesepe»! -¿Isis le ha guiñado un ojo?-Siempre he retratado mujeres. Podría pintar paisajes, pero lo que se me da bien es pintaros a vosotras. Mejor sin ropa, porque la ropa tampoco la pinto bien. Si lo que quiere averiguar es si hay algún motivo detrás, no insista. No hay ningún misterio, soy muy pragmático. Todo se resume en materia, color y geometría. -Sí, y yo soy Alicia en el país de las Maravillas.-(Risas). Es lo que mejor hago porque me encantan los secretos. Y las mujeres sois un verdadero secreto para mí. Como buen gato curioso, no dejo de intentar descifrarlo.-Es que no somos lineales...-Si fuerais así, nos aburriríamos muchísimo. Lo fácil no resulta atractivo y por eso me paso la vida tratando de entenderos. Pero no lo consigo. Sois un enigma nada sencillo.-Tampoco creo que usted lo sea.-Soy una mezcla del Mediterráneo y Madrid. De Madrid tengo la esquizofrenia de las grandes ciudades con su poesía urbana y el asfalto; del Mediterráneo me llevo mi infancia perdida, con sus puertos, el olor a madera, los colores. -Como cantaba Radio Futura ,«Madrid es un rompeolas»…-Eso es verdad.Un lugar rodeado de mar donde las olas vienen a romper justo en el centro. Aquí nos encontramos todos y lo pasamos bien y mal. Mi escuela ha sido la calle, fue en Madrid donde empecé a dibujar los cómics «underground» de forma autodidacta.-En Madrid vuelve a exponer 13 años después.-Es como una segunda adolescencia. Después de vivir en Bali, Nueva York y París, vuelvo a casa. Pero mi trabajo no son las exposiciones. Yo me dedico a pintar y a trabajar en mi estudio.Pero me convencieron.-El espacio Valverde lo merece.-Ásela, la propietaria, que es la culpable de que esté aquí. Es ella es quien ha elegido la obra y quien me ha empujado a hacer una exposición comercial en pleno centro de Madrid.-¿Qué queda del Madrid de los 80?-Un montón de socavones y gente cansada. La Movida madrileña la definió muy bien Blanca Sánchez: era una mirada sesgada que forma parte de la leyenda urbana; una leyenda llena de trabajo que es lo que menos se valora y otra, la de un grito de libertad lleno de bares , garrafones y demasiada gente.-No me diga que sigue pensando en marcharse a una isla desierta.-¿Cómo sabe eso? En psiquiatría lo llaman el Síndrome Gauguin, que consiste en acabar en una isla desierta pintando con los nativos. La había encontrado en el Pacífico, se llamaba Samoa, pero cuando la investigué en internet resultó que se había convertido en un Benidorm, así que decidí no hacerlo. Ya encontraré la mía-Yo diría que la ha encontrado en el espacioValverde, un oasis que transforma el ruido selvático de la ciudad en música y el arte canta libertad.
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