España

Dos peligros públicos : «El lute» y «el solitario» frente a frente

Mientras uno fue el mito criminal del franquismo, el otro se parece a Bonnie & Clyde.

La Razón
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No se parecen en nada a pesar de que los dos fueron atracadores y los que persiguieron como si fuesen el «Enemigo Público Nº 1» en dos épocas muy diferentes de España. Uno es un individuo brillante, amable, educado: Eleuterio; otro, «El Solitario», resulta un borde con mala baba que, lejos de robar los bancos para dárselo a los pobres, roba para darse la gran vida mientras dispara sin piedad a los empleados cuando la sucursal no tiene bastante dinero para un buen botín. No sabemos si el presunto Jaime Giménez Arbe es «El Solitario», eso lo tiene que decir el juez, por más que él salió de los juzgados portugueses saludando eufórico: «Hola a todos, soy "El Solitario"», pero el personaje que se investiga, «el atracador Solitario», sea Jaime u otro cualquiera, es un ser sin escrúpulos, malvado, capaz de asesinar fríamente a dos guardias civiles.

 

Dos fugas muy ingeniosas

«El Lute» no es abogado como se dice, pero sí un auténtico caballero al que no se conoce que haya delinquido desde que recibió el indulto que le exculpaba de más de mil años de cárcel. Estando en prisión se fugó dos veces, las dos de forma muy ingeniosa. En la primera se arrojó de un tren en marcha y acabó con el brazo en cabestrillo. La segunda fue un 31 de diciembre cuando se fugó del Penal de Santa María, mientras todo el mundo celebraba el Año Nuevo

«El Lute», en estos días de triste actualidad, acusado por su ex esposa de presuntos delitos de violencia de género, ya sexagenario, se ha convertido en una persona educada que ha escrito libros y cientos de artículos. Se ha ganado el respeto de todos y por ello debe tener un juicio, donde se tengan en cuenta las pruebas objetivas, en un conflicto que se dirime en un ambiente demasiado cargado y poco permeable a la imparcialidad, donde se detectan excesos bajo el paraguas de la violencia de género. De cualquier forma, si se demuestra que actuó como acusa el fiscal, tendrá que hacer frente a una nueva condena. Ni siquiera eso le pondría a la altura de «El Solitario», un fanfarrón manipulador que se considera capaz de burlarse de todos, tras cometer al menos 30 atracos.

 

Mito criminal

Eleuterio fue el mito criminal del franquismo y luego, el gran reinsertado. Empezó como robagallinas y se vio envuelto en el atraco a la joyería de Bravo Murillo que sería su único delito de sangre. En esta acción, contrariamente a lo que se ha publicado, no murió una niña, sino el vigilante. La víctima recibió un disparo de uno de los que formaban la banda compuesta por «El Lute», Raimundo Medrano y Juan José Agudo. Los otros dos sostienen que «El Lute» llevaba la pistola. Él siempre lo negó. Se trata de un enigma, pero los tres fueron condenados a muerte y «El Lute» se convirtió, por fuguista y derecho propio, en el presunto delincuente más escurridizo. Un verdadero héroe romántico. Porque esta es otra de esas diferencias esenciales: «El Solitario» actúa en plena democracia, donde no le vale hacerse pasar por expropiador del capitalismo, mientras «El Lute» lo hacía en la dictadura, donde está más próximo a Luis Candelas, por timador y ladrón, en su caso en una España llena de necesidad y analfabetismo. «El Solitario» es más Bonnie & Clyde, que se divierte con sus sofisticados atracos.