Endesa
El cierre de Garoña supondría la subida de la factura eléctrica
¿Continuará la «vieja» y «pequeña» planta atómica de Santa María de Garoña otros diez años en funcionamiento? Para el Consejo de Seguridad Nuclear la respuesta es clara: sí. Hoy, de hecho, harán público el informe que garantiza la seguridad de la central. Sin embargo, es el Gobierno quien debe decidir el futuro de la planta en funcionamiento más antigua de España, abierta en 1971 –sólo Zorita, cerrada en 2003, la superaba en veteranía–.
¿En qué estado está Garoña? La fecha de caducidad prevista inicialmente del reactor de agua en ebullición (BWR) de 460 MW, construido entre 1966 y 1971, está establecida a los 40 años (2011), aunque muchas centrales construidas en la misma época, con idéntica tecnología y por la misma empresa han obtenido autorizaciones para funcionar hasta los 50 e incluso hasta los 60 años, caso de Monticello o Dresde en EE UU, «nuestro modelo a seguir», en palabras del director de Nuclenor, Martín Regaño. Para ello han debido actualizar sus sistemas críticos y de seguridad, así como someterse a todo tipo de pruebas y auditorías de solidez y radiación. Garoña ha superado todas esos tests, para lo que ha realizado una inversión de 150 millones de euros desde que obtuvo su anterior autorización en1999.
La central estadounidense de Oyster Creek (Nueva Jersey), muy similar a la de Garoña, ha sido la última con reactor BWR en recibir en EE UU la autorización para prolongar su vida útil más allá de los 40 años iniciales. La instalación, primera en ser revisada bajo la Administración Obama, podrá operar hasta 2029, al haberse ampliado en 20 años su permiso. «El periodo previsto de 40 años estaba basado en criterios puramente económicos, impuestos por los bancos que financiaron la construcción para asegurarse la amortización de lo invertido», explican fuentes de la central.
El caso es que, a pesar de su discreto tamaño, Garoña ahorra millones de euros a los contribuyentes y a los sufridos abonados de las compañías eléctricas. Según cálculos de Nuclenor, el cierre de la central podría repercutir en el precio de la luz, que se encarecería hasta un cinco por ciento. También aumentaría en 2,5 millones de toneladas anuales el volumen de emisiones de CO2 españolas y acarrearía la compra de 55 millones de euros en derecho de emisión en el mismo periodo.
Para Luis Atienza, presidente de Red Eléctrica Española, «el cierre de Garoña supondría un aumento de las emisiones de CO2», aunque «no es una pieza indispensable en el sistema eléctrico». De sustituirse con gas natural, desconectar la central burgalesa supondría importar cada año 160 millones de euros de metano desde Argelia, de acuerdo con los cálculos del Foro de la Industria Nuclear Española.
Atienza abunda en esta idea: «Los 3.800 GW/h que produce Garoña cada año no se pueden suplir con energía eólica porque el Plan Nacional actual ha llegado al máximo». Tampoco están previstas nuevas centrales hidroeléctricas, porque «no se van a construir más embalses». «Habría que sustituirla por térmica de carbón o de ciclo combinado de gas», concluye el ex ministro de Agricultura. Además, afectaría a la estabilidad de los «frágiles» sistemas eléctricos portugués y marroquí, cuya «seguridad de suministro» depende en gran medida de «la solidez que la nuclear dota a la red española».
Guerra de datos entre Ecologistas y empresa
Los argumentos a favor de mantener Garoña tocan la «fibra sensible»: el dinero. España importa el 81 por ciento de la energía que necesita; es el gran país europeo más dependiente del exterior.
Las voces que se oponen a la prórroga –Greenpeace, entre otros– aseguran que la central ya está amortizada, que su reactor presenta «grietas» o que la capacidad de su piscina de almacenamiento de combustible quemado «se llenará en 2015». Sin embargo, tanto la propia central como el CSN desmienten estas afirmaciones. «La capacidad de la piscina está asegurada hasta 2019», aclaran desde el Foro Nuclear. El 6º plan de Residuos Radiactivos garantiza la capacidad al menos hasta esa fecha. En la actualidad, la piscina de Garoña alberga 331 toneladas de uranio gastado. A falta de un almacén centralizado, el uranio de las centrales españolas debe permanecer en las propias centrales.
Los expertos piden un mix energético de nuclear y renovables
- Diferentes fuentes energéticas para garantizar el suministro.
–En la actualidad, la producción eléctrica en España se reparte entre un tercio de gas natural, otro tercio de renovable, un 18% de nuclear y un 15% de carbón. Muchos expertos piden que se produzca en el futuro un tercio de electricidad con renovables, un tercio con nuclear y un tercio con combustibles fósiles.
- ¿Es cara o barata la energía atómica?
– Éste es un debate eterno. Defensores y opositores de lo nuclear cruzan datos casi imposibles. Los primeros se ciñen a la factura eléctrica actual y los segundos imputan en el coste nuclear todo el proceso, casi desde que el primer camión echó tierra para levantar la planta. Ahora mismo, la producción de luz es más barata en una central nuclear que con energías renovables.
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