Egipto
El cine español toca fondo: las subvenciones superan la recaudación
madrid- Como viene siendo tradición por estas fechas, el cine español busca las causas de su descenso de espectadores. Desde 2005 nuestros realizadores no viven una buena cosecha. Fue el año de «Torrente 3», «Princesas», «El reino de los cielos» y «El penalti más largo del mundo», entre otras. Aquella temporada, la industria nacional consiguió vender 21,2 millones de entradas y una cuota de pantalla del 16,6 por ciento, el pasado año sólo tuvieron 14,3 millones de espectadores y el porcentaje se quedó en un triste 13,32 por ciento. Es decir, hubo un descenso de 1,4 millones de espectadores con respecto al año anterior, que tampoco fue una buena temporada. Hay que remontarse a las cifras de 2000 para encontrar un dato peor de espectadores: 13,4. «La piratería, sobre todo en internet, es la que más daño le está haciendo al cine», esgrime Fernando Lara, director general del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA). Europa no da la talla Es cierto que las cifras de asistencia a las salas son claramente descendentes: los cines perdieron 9.117.033 espectadores en 2008, lo que supone un 7,8 por ciento menos de entradas vendidas. Pero también es verdad que los títulos «made in Hollywood» han sufrido un impacto menor de esta crisis en España que el de otras nacionalidades. La cuota de pantalla del cine americano era del 67,5 por ciento en 2007 y ha aumentado hasta el 71,7 en el pasado ejercicio. «Hay que reconocer que no son buenos datos para el cine europeo», apunta Lara. Efectivamente, el peso de los filmes de la UE ha caído por debajo del 30 por ciento del total de espectadores, especialmente por el batacazo del cine británico, que ha vendido casi seis millones menos de entradas en nuestro país. «El cine está muy presente en la sociedad española, la gente cada vez ve más cine en casa, pero la piratería y la ausencia de un título de gran tirón son los responsables de el descenso del número de espectadores en 2008», argumenta también Fernando Lara. Pero los datos son tozudos, este año, a pesar de los buenos resultados de «Los crímenes de Oxford», «Vicky Cristina Barcelona», «Che, el argentino» y «Asterix en los juegos olímpicos», por cierto en todos los casos coproducciones internacionales, ninguna cinta patria se ha colado entre las diez más taquilleras, de hecho la experiencia británica de Alex de la Iglesia emerge en el puesto número 15. La industria propia, a pesar de la flamente Ley de Cine sigue echando de menos un taquillazo que eleve la cuota de pantalla como otros años lo hicieron «El orfanato» (la cinta más vista de 2007 con 4,2 millones de espectadores, por delante incluso de «Piratas del Caribe»), «Alatriste» (con más de tres millones de espectadores se impuso incluso a «Cars» como cuarto filme más seguido de 2006), o «Torrente 3» (que ya logró en 2006 más de 18, 1 millones de euros). Para el ejercicio que acabamos de comenzar, los productores se encomiendan a valores seguros con la intención de que cuadren las cuentas. El primero en probar suerte será Pedro Almodóvar, que estrenará la próxima semana su filme más largo y ambicioso, «Los abrazos rotos», con el que espera emprender una nueva carrera internacional de éxitos, pero antes confía en dar un buen bocado a la taquilla. Un «potente» 2009» También bate récords en cuanto a presupuesto Alejandro Amenábar, que esperará a que pase el verano para estrenar «Ágora», su viaje al Egipto de hace 1.600 años para recuperar la figura de Hypatia de Alejandría, la primera mujer científica y filósofa de Occidente. Todo un derroche económico en ambientación y grandes estrellas internacionales, empezando por la protagonista, Rachel Weisz. El sector también está pendiente de las cifras que pueda cuajar Isabel Coixet con su primera experiencia japonesa y Daniel Sánchez-Arévalo, cuyo primer filme «Azuloscurocasinegro» fue toda una sorpresa que espera consolidar con el experimento «Gordos» en la que sus protagonistas han debido coger kilos de manera considerable por exigencias del guión. De esta manera, el éxito del cine español sigue en manos de un puñado de nombres sin apenas renovación en los últimos años. La industria adolece de un núcleo de filmes con una recaudación intermedia que, al menos, supere el gasto de producción. El mejor año del cine nacional fue 2001, cuando coincidió el estreno de «Los otros», de Amenábar, y «Torrente 2», ambos sumaron más de once millones de espectadores, es decir, el 42,3 por ciento del total. Una cifra excesiva teniendo en cuenta que ese año se habían producido 98 largos. Al año siguiente, «Mortadelo y Filemón» y «Días de fútbol» sumaron 7,4 millones de entradas, mientras que el resto de los 106 estrenos españoles lograron 14.
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