Astaná
El eterno abrazo de Cavendish
El ritual se repite. Unos cuantos corredores con ganas de gastar fuerzas de manera inútil, o simplemente profesionales convencidos de que les pagan para que el nombre de su patrocinador se vea por televisión, se escapan a muchos kilómetros de la meta. Cuando quedan 15 para el final, en la cabeza del pelotón empiezan a verse sólo las cabezas de los corredores del Columbia. A dos kilómetros para el final, el pelotón engulle a las víctimas. Cavendish se prepara para el ataque, el resto de esprinters intenta seguir su rueda con escaso éxito y el británico levanta los brazos. Después, se produce el reparto de agradecimientos. Cavendish, que es un hombre agradecido, se abraza uno a uno a todos sus compañeros y después sube al podio. Ayer, para completar el ritual, tuvo que subir dos veces porque recuperó el «maillot» verde con el que todo el mundo le asocia y que Hushovd le había robado en una escapada. Sin confianza Además, ayer le faltaba la confianza de su director, Brian Holm, que pensaba que el repecho final era demasiado fuerte para su chico. «Entonces, pediré prima doble», dijo Cavendish. «Fue un esprint un poco diferente, porque era en ascenso. Me han lanzado más tarde, pero lo han hecho muy bien. Otro gran trabajo del equipo», agradeció el esprínter británoico. «Tenemos a los hombres necesarios para lanzar los esprints y tienen la motivación para hacerlo. Es la máxima del todos para uno y uno para todos», añadió. Cavendish ya suma cuatro victorias en esta edición del Tour, las mismas que el año pasado, pero no cree que la culpa la tenga la ausencia de rivales. «Eso es un enorme insulto. Aquí están los mejores esprínters de la última generación, pero siempre es difícil ganar en el Tour», dice. Es difícil para todos menos para él, que todavía no ha dejado que nadie le supere en el esprint. Aunque todavía está lejos de igualar las marcas de Eddy Merckx o Freddy Martens, que consiguieron ocho victorias en una edición. O de las 34 totales del «Caníbal». Mientras Cavendish sonríe, los favoritos pasan las etapas entre aburridos y nerviosos. «Estas etapas por televisión resultan muy aburridas, pero en carrera hay nervios y hay que estar muy atentos a las caídas», reflexiona Contador. «Estas etapas no deciden el Tour, pero acumulan cansancio», comenta Carlos Sastre. Y ese cansancio puede ser decisivo en la última semana de carrera, cuando la montaña se haga la dueña de la carrera. Hoy, Cavendish tiene otra oportunidad de seguir demostrando su superioridad sobre el resto de velocistas. Pero los favoritos ya toman posiciones ante la etapa de mañana. Regresa la montaña, los ciclistas vuelven a enfrentarse a la carretera sin pinganillo y se sigue discutiendo sobre el verdadero liderato en Astana. «Creo que Alberto está más fuerte, sobre todo en montaña, y si tengo que apostar lo hago por él. Me ficharon para estar con Alberto, pero es un honor ayudar a cualquiera de los líderes», aclara Zubeldia.
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