Valencia

El fútbol se desata en Valencia

El fútbol se desata en Valencia
El fútbol se desata en Valencialarazon

El Valencia se siente cómodo en la locura. Como equipo y como institución. Por eso no es extraño que se manejara tan bien en un partido en el que las ocasiones iban y venían de un lado a otro. Aunque los goles cayeron antes del lado valencianista.
 Comenzó pronto a pegar el equipo valencianista. Antes de que se sentaran algunos espectadores, Baraja ya había conseguido, de cabeza, el primer tanto. Era un aviso de lo que vendría después. Una carrera de ida y vuelta en la que había que acabar todas las jugadas. La diferencia estaba en que el Villarreal las estrellaba contra los postes y el Valencia las metía dentro de las redes. Al menos al principio.
Porque el gol no hizo pequeño al Villarreal. Al contrario, le sirvió para reafirmarse en su juego ofensivo. Y con la pelota pegada al pie llegó la vaselina de Ibagaza que Renan despejó contra el larguero. En ese momento el Valencia comenzó a descubrir que tenía portero. Porque el guardameta brasileño tuvo mucha culpa de que su equipo aguantara el resultado. Él y Albelda, al que Emery ha descubierto como lateral derecho. El antiguo capitán valencianista se convirtió en el improvisado ocupante del costado derecho del equipo. Y desde allí sacó un pase a la espalda de la defensa que nunca se imaginó como mediocentro y que Villa convirtió en el 2-0. Quedaba toda la vida por delante.
Mucho fútbol, mucho juego y muchos movimientos por hacer en la alineación de Emery. Porque Albelda no se movió del lateral derecho, pero Marchena se trasladó al medio centro para que Maduro ocupara el centro de la defensa. Extraños movimientos que no ayudaron a su equipo.
El Villarreal se había animado antes del descanso con el gol de Fuentes y se creyó capaz de todo con el empate de Llorente. El gol del delantero amarillo fue el reflejo de la fe que mantuvo su equipo durante todo el encuentro. Disparó con la izquierda y paró Renan. El rechace lo volvió a recoger Llorente y marcó otra vez con la izquierda.
Como la locura ya estaba desatada y quedaba todavía un cuarto de hora de partido, las cosas no podían resolverse tan pronto. Quedaba el último mensaje de ánimo del Valencia, el gol de Edú a la salida de un córner. Y el homenaje a la resistencia del Villarreal con el tanto de Rossi de penalti. El fútbol está vivo.