El título aplazado

El Valencia puso el ara del sacrificio para que en ella cayera el Villarreal y el Barça llegara al Olimpo. Era día de fiesta mayor. Estaban preparadas las coblas y el castellers, los fuegos artificiales y el desfile gozoso en Canaletas. Guardiola no quiso retrasar el festejo y alineó equipo de lujo. No importaba la función del miércoles en Mestalla. Para la Liga no quería demoras. Pero llegó el Villarreal y el título quedó aplazado. Marcó pronto Keita en remate afortunado. El balón tocó en Gonzalo y la parábola batió a Diego López. El Villarreal no se amilanó y logró el empate. Estuvo a punto de lograr el segundo, pero el remate de cabeza de Rossi lo sacaron entre Valdés y Touré. Quedó en susto porque el Barça acabó imponiendo su juego. El segundo tuvo en Etoo rematador final. El tercero llegó en libre directo lanzado magistralmente por el buscarruidos Alves. En medio partido dieron los barcelonistas por resuelto el problema de los tres últimos puntos necesarios. El Villarreal lo mejor que podía hacer era aceptar la derrota, aunque sin rendición incondicional. Y no lo hizo. El penalti de Abidal, con expulsión, costó el segundo tanto y el Villarreal volvió a creer en su contragolpe. Llorente pudo con Puyol y logró el empate. El segundo tiempo se hizo larguísimo para el Submarino. Era para pedir la hora. El Barça jugó sin inmutarse. Le bastaba con ganar terreno, con tener más el balón. En cualquier momento llegaría el gol. Los últimos minutos fueron también largos para el Barça porque temió lo peor. Y sucedió.