Estados Unidos
El triunfo de la libertad de Prensa
La investigación periodística del Watergate forzó la dimisión de Richard Nixon en 1974. En 2005 el que fue director adjunto del FBI reveló por fin su identidad
BARCELONA- Cuando el 31 de mayo de 2005 reveló al mundo que él había sido la principal fuente empleada por «The Washington Post» en su investigación sobre el escándalo Watergate, W. Mark Felt atravesaba por un delicado estado de salud. El pasado jueves la que fuera la principal fuente del diario de la capital de Estados Unidos en el escándalo Watergate, falleció a los 95 años, según informaron sus nietos en su domicilio de Santa Rosa (California).
Felt detestaba profundamente la Administración dirigida por el republicano Richard Nixon. Desde su cargo de director adjunto del FBI podía tener acceso a información reveladora sobre el robo realizado en la sede del Partido Demócrata en Washington, concretamente en el hoy célebre edificio Watergate. El 17 de junio de 1972 tuvo lugar ese suceso que para muchos, aquel día, fue visto como algo menor, una nimiedad para un país que todavía sufría la guerra de Vietnam.
Dos jóvenes periodistas del diario «The Washington Post», Carl Bernstein y Bob Woodward, apoyados por su directos, Ben Bradlee y la editora Katherine Graham, iniciaron una investigación del caso, comprobando pronto ciertos lazos entre los ladrones del Watergate y la Casa Blanca. Woodward contaba, además, con una fuente que no podía ser citada oficialmente y cuya identidad debía permanecer en el anonimato.
Era Felt quien, para evitar no ser identificado, se reunía con el reportero en un aparcamiento subterráneo. Su nombre quedó oculto bajo el pseudónimo de «Garganta Profunda», nombre que se tomaba del título de una película pornográfica con un importante éxito en esa época. La idea fue de uno de los editores del «Post», Howard Simmons.
El más informado
Felt estaba enterado de todo desde el principio gracias a los datos que le proporcionaba el agente encargado del caso, Robert Gebhardt. Horas después de la detención de los ladrones del Watergate, Felt fue el primero en ser informado del hecho, a las siete de la mañana del 17 de junio. Parte de todo aquello era explicado a Woodward. Felt estaba apoyando una maquinaria que obligaría a que, por primera vez en su historia, Estados Unidos viera la dimisión de un presidente acosado por una compleja trama de corrupción. «Garganta Profunda» obligaba a una nación a despertarse de un largo sueño cuyas primeras fisuras habían surgidos tras los asesinatos de los hermanos Ke- nnedy y Martin Luther King, así como por el conflicto sin fin en Vietnam. El pacto de silencio por parte de Felt quedó roto cuando su familia decidió explicarlo todo a la revista «Vanity Fair» en 2005.
Atrás habían quedado años de dudas al pensar que ayudando al «Post» había traicionado a su país. Lo que Felt no sabía es que Nixon sospechó desde el primer momento que el «número dos» del FBI era el soplón.
«Garganta Profunda» publicó sus memorias de aquellos hechos, comprando Tom Hanks los derechos de la obra. La gran pantalla fue precisamente la responsable de la aureola mítica del personaje gracias a la película «Todos los hombres del presidente». La recreación de los encuentros de Woodward con su fuente y el consejo «siga el dinero» son ya iconos de la cultura popular y reto para periodistas aspirantes a lograr la gran exclusiva. Felt hizo un gran servicio a un país que necesitaba iniciar una nueva etapa tras la oscuridad de Nixon y el triunfo de la libertad de información.
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