Educación diferenciada
El TS anula el Bachillerato más flojo e impide pasar con cuatro suspensos
Texto íntegro de la sentencia adjunto a la pestaña superior
madrid- Los cerca de 300.000 alumnos españoles que cursan primero de Bachillerato LOE no podrán pasar de curso con cuatro asignaturas suspensas. El Tribunal Supremo dio ayer al traste con el nuevo Bachillerato, implantado este curso escolar, que ofrecía la posibilidad de matricularse de asignaturas sueltas de segundo y a la vez de tres o cuatro suspensas de primero «para combatir el abandono escolar prematuro». Para ser exactos, declaró «nulo y sin efecto» el artículo 14.2 del Real Decreto de 2007 que regula esta posibilidad porque «la Administración no respeta la Ley Orgánica de Educación (LOE) como norma de superior rango». El Alto Tribunal entiende que el Ministerio de Educación vulnera la ley «al crear una modalidad de estudio del Bachillerato» que permite estudiar asignaturas sueltas de primero y asignaturas sueltas de segundo a la vez que «no estaba prefijada en la LOE». No entra en si la modalidad implantada es la mejor respuesta para acabar con el fracaso escolar porque «no incumbe a esta sala decidirlo», pero lo que está claro es que ahora el Ministerio de Educación deberá clarificar si los alumnos afectados podrán cursar sólo las materias suspensas o deberán repetir todo el curso. Ayer, su titular, Mercedes Cabrera, no dio ninguna pista. Se limitó a decir en los pasillos del Senado que «estudiará la sentencia» para ver si hay alguna posibilidad de «salvar el principio de flexibilidad y de estímulo de los alumnos de primero con asignaturas aprobadas», argumento con el que siempre ha justificado el nuevo Bachillerato. El fallo del Supremo da la razón a la Federación Española de Religiosos de Enseñanza titulares de centros católicos (FERE-CECA), que había recurrido a la Justicia al entender que Educación «excedía las atribuciones del Gobierno a la hora de desarrollar la estructura del Bachillerato». Antes se lo había planteado a la ministra, y después al Consejo Escolar del Estado, que hicieron oídos sordos. También había advertido de las consecuencias negativas que la medida iba a suponer en la organización de los centros de Bachillerato ya que, «excepto aquellos que dispusiesen de un gran tamaño, necesitarían duplicar espacios y grupos, además de ampliar profesorado a fin de que los alumnos afectados pudieran tener horarios compatibles entre primero y segundo curso de las asignaturas matriculadas».
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