Juegos Olímpicos

Memphis

Enorme

La Razón
La RazónLa Razón

Ya tenemos campeón, ya tenemos el anillo. Lo veíamos como al- go inalcanzable, algo utópico hasta que apareció el señor Gasol, Don Pau. Los que el año pasado lo tildaron de blando no lo conocían, no sabían su historia, su precocidad ni su ambición.
Siendo apenas un niño fue capaz de ganar prácticamente solo la Copa del Rey y la Liga ACB para el Barcelona. Pocas dudas teníamos los que lo conocíamos. Donde estuviera sería para seguir ganando. Ha sabido ser paciente. Elegido en el «draft» por Atlanta, terminó en Memphis. Los Grizzlies fueron una parada para seguir creciendo. Fue el mejor novato en su año de estreno, alcanzó los «play-offs», disputó el Partido de las Estrellas y el salto definitivo le llevó a los Lakers. De un equipo rupestre pasó al «glamour» de Hollywood con la bendición de Kobe Bryant, el gran jefe.
A los que nos llamaban locos por soñar se nos empezó a tomar en serio. El primer final, ante los Celtics, no fue feliz, pero la vida es generosa y más con tipos como Pau. Este año ha sido enorme. Ha sido el jugador más regular del equipo y, junto a Bryant, el más determinante. El anillo cierra el círculo que abrió cuando se proclamó campeón del mundo junior, pero la historia sigue. ¡Ojalá sea a final de verano, con la selección, cuando comience a cerrar los pocos retos que le quedan! Enhorabuena Pau.