Está descalificado

Pepe está moralmente descalificado para más de diez partidos. En la sentencia, aunque se supone que el Comité de Competición ha aplicado el reglamento con justeza en toda su letra, el espíritu ha sido vulnerado. No hay nadie que acepte que el puñetazo a Albín valga igual que la agresión a Casquero. El puñetazo a Albín, salvo que tuviera la potencia del derechazo de un boxeador del peso pesado, lo más probable era que no llegara al K.O. momentáneo. Lo que intentó hacer con Casquero pudo haber sido dramático. Darle en la cabeza por detrás no habría quedado en un golpe de «ring». Desde el punto de vista ético la agresión a Javier Casquero es más que un acto violento. El ejemplo es pernicioso en grado sumo si ha sido visto por muchos niños. Para ejemplarizar, tal acción debió pesar más en la opinión de los jueces. Ayer al mediodía se vieron de nuevo las imágenes en televisión y me causaron peor efecto todavía que las vistas en el momento. En el fútbol español nunca se había presenciado un acto con tanta saña. Ni siquiera el de Juanito a Matthaus. La de Pepe fue la furia desatada. No se limitó a un solo acto. El madridismo ha repudiado la acción. Los socios del club se han sentido avergonzados y no habrían protestado si la sanción hubiera sido mayor. Ya hay voces que no se recatan en pedir que el jugador salga del club. Lo de Marcelo fue reacción de niñato. Lo de Pepe, propio de alguien cuya cabeza no merece garantías.