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Gadafi «explica» el terror de Al Qaida
El coronel no ha dejado pasar la ocasión de ajustar viejas cuentas, si bien retóricas, con Estados Unidos.
Si en su primer día en Italia Muamar el Gadafi provocó llevando colgada del pecho la imagen de un héroe anticolonialista, ayer el líder libio alcanzó un grado más de desafío al desempolvar la bandera del terrorismo. «¿Cuál es la diferencia entre el ataque de los americanos en 1986 contra nuestras casas y las acciones terroristas de Osama Ben Laden?». La diferencia es que «Ben Laden no tiene un Estado y está fuera de la ley, mientras que los Estados Unidos son un Estado con reglas internacionales». Con esta pregunta retórica y su respuesta, el coronel mostró que todavía no ha completado su metamorfosis, comenzada hace una década cuando renunció a impulsar nuevos ataques terroristas contra Occidente.
Las protestas de la oposición italiana impidieron a Gadafi dar su discurso en el aula principal del Senado, un honor reservado hasta ahora a sólo dos extranjeros, el Rey Don Juan Carlos y el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan. «Gracias a Estados Unidos, Irak es hoy un lugar abierto para los terroristas de Al Qaida», dijo el coronel en la sala anexa a la Cámara Alta, donde finalmente se le acomodó un lugar para su intervención, provocando la sorpresa de los senadores, que no esperaban encontrarse con la peor cara de Gadafi. Para evitar posibles reacciones o implicaciones, el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, tuvo que intervenir poco después subrayando que «no estaba de acuerdo con todo» lo dicho por el líder libio.
El polémico discurso de Gadafi se completó con una peligrosa declaración equidistante sobre el terrorismo: «Estamos en su contra y lo condenamos, pero debemos intentar comprender las razones de este fenómeno pernicioso. Tenemos que hablar hasta con el diablo si hace falta para entender el terrorismo». En su intervención, el coronel recordó el bombardeo estadounidense a Trípoli en 1986, pero no mencionó los varios atentados instigados por su Gobierno en aquellos años, como el de la discoteca berlinesa regentada por soldados norteamericanos o el de Lockerbie, en el que murieron 270 personas al explotar por una bomba un avión de la PanAm, matanza por la que fueron condenados dos agentes libios, a los que Gadafi protegió durante años, arrostrando las consecuencias del embargo internacional. Cedió, entregó a los culpables y volvió al redil.
Tras su discurso ante los senadores, el presidente de turno de la Unión Africana acudió a la Universidad La Sapienza, donde había sido invitado para que diese una conferencia. Su presencia en el ateneo romano fue muy contestada por los estudiantes, lo que dio lugar a enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Gadafi habló sobre los daños del colonialismo y el derecho de los pueblos que lo han sufrido a recibir indemnizaciones, pero fue abucheado por los alumnos en varias ocasiones. En el turno de preguntas, alguno quiso incluso saber cómo pretendía impulsar la democratización de Libia. Molesto por las críticas y las preguntas incómodas, el líder libio concluyó su conferencia antes del tiempo previsto.
«Camada roja»
La vocación terrorista parece que también se hereda de los padres. Ernesto Morlacchi, hijo del cofundador de las Brigadas Rojas Pierino Morlacchi, ha sido detenido en Italia junto a otras cuatro personas porque planeaban cometer un atentado en la cumbre del G-8, que se celebrará del 8 al 10 de julio en L'Aquila. Tras meses de investigación y decenas de conversaciones interceptadas, el juez permitió el miércoles que los agentes llevaran a cabo una operación en distintas ciudades de Italia. En el transcurso de ella registraron varias viviendas y centros sociales de ideología anarquista, requisando numerosos documentos y panfletos.
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