Barcelona

Josep Antoni Duran Lleida: «Sería bueno que hubiese ministros catalanistas»

Duran Lleida fotografiado bajo la Pérgola Fotovoltáica del Fórum de Barcelona
Duran Lleida fotografiado bajo la Pérgola Fotovoltáica del Fórum de Barcelonalarazon

El periodo estival supone aparcar el puente aéreo por unas semanas y poder centralizar el trabajo desde la sede de Unió Democràtica de Catalunya en Barcelona –la pata cristianodemócrata de CiU–, un edificio moderno y funcional y, sobre todo, sin pretensiones, muy en sintonía con el carácter catalán. Allí nos recibe uno de los políticos mejor valorados en España, al que le gusta más la tenacidad que el griterío. -Los políticos suelen sacar malas notas en las encuestas, pero usted es uno de los mejor valorados. ¿Hay alguna fórmula?-Creo que valoran mi sentido común y mi manera de hacer política desde el respeto hacia los demás. No soy un gritón, ni tiendo a la descalificación del adversario, sólo expreso mi opinión con respeto.-Es más usual que se griten entre PP y PSOE porque deben hacer más ruido.-Nosotros también hemos estado en el Gobierno y no por eso he dejado de comportarme de manera responsable. Es más, en mi trayectoria como consejero de la Generalitat, que fue corta, no tuve ninguna oposición, ni prácticamente ninguna pregunta parlamentaria. -Entonces, ¿por qué ese rifirrafe constante entre PP y PSOE?-Falta proyecto político por parte de unos y otros, y cuando no hay proyecto en mayúsculas se recurre a otros instrumentos. También creo que en la política española hay un exceso de dogmatismo, todo el mundo piensa que su verdad es la única. A mí me gusta siempre citar a Espriu cuando dice que la verdad es como un espejo roto, que cada uno de nosotros tenemos un trozo. -En definitiva, que los políticos no se escuchan unos a otro.-Sí que se escuchan, pero muchas veces escuchar no sirve para cambiar las opiniones. Hay posiciones de partida muy marcadas.-Zapatero, que es todo talante, ¿debería escuchar más?-Zapatero debería escuchar más y, sobre todo, hacer más cosas de las que hace. Falta liderazgo, falta proyecto, falta coraje y, además, el diálogo social ha fracasado... -Debe de ser difícil hacerse oír en medio de la guerra entre los dos grandes partidos.-Nosotros somos especialmente beligerantes con la crisis y también sobre el aborto y en lo que se refiere a la familia. No puede ser que se autorice el aborto sin consentimiento paterno a los 16 años o la píldora del día después. La familia debería ser la pieza básica de la sociedad, la institución más mimada de un Gobierno, y no es el caso. -¿Es difícil para un político catalán de una formación nacionalista hacer política en Madrid?-Ver sólo con luces cortas a CiU es muy injusto. No somos una fuerza política que está interesada sólo en resolver los problemas de Cataluña, que obviamente tenemos la obligación de resolver, faltaría más... Nuestra aportación a España ha sido muy notable.-Y a pesar de las dificultades usted ya ha mostrado públicamente su disposición a volver a encabezar la lista al Congreso. ¿Sigue queriendo ser ministro? -Me toca liderar a CiU en la política española y siempre he dicho que sería muy bueno, para Cataluña y para España, que un día pueda haber ministros catalanistas, pero ésta no es una percepción que se deba traducir en una ambición personal de ser ministro. Es una ambición para que el catalanismo político algún día pueda estar presente en el Gobierno de España, daríamos un gran paso en la consolidación de un estado plural y en la participación de Cataluña en la gobernabilidad. Es verdad que hay ministros catalanes, pero también es verdad que no actúan como ministros catalanistas.-¿Se atreve a definir qué es España?-Un estado plural y, para millones de ciudadanos, una nación, sentimiento que hay que respetar. En cualquier caso, es un Estado en el que queda mucho por recorrer para que la gente que siente una nación diferente pueda sentirse identificada con España.-¿Falta por ver qué dirá el Constitucional sobre si Cataluña es o no nación?-Cataluña es o no nación al margen de que lo diga el Constitucional, lo diga el Estatut o lo diga una ley. Ser nación depende de la voluntad de ser y, en Cataluña, hay un sentimiento que no es único, pero es mayoritario en las fuerzas políticas que salen escogidas en las elecciones. Aunque para miles de ciudadanos catalanes su nación es España, no hay que ignorarlo y hay que respetarlo, no quiero plantearme que el Constitucional considere inconstitucional ésta u otras partes porque creo en la constitucionalidad del Estatut.-La financiación ha puesto en primer plano la «catalanofobia», una palabra ya de por sí desagradable.-Hay un estado de ánimo negativo para Cataluña que alguien alimenta cuando, por ejemplo, se dice que con el acuerdo de financiación Cataluña expolia las arcas del Estado. Quien divulga estas ideas está alimentando un sentimiento contra Cataluña, pero también es verdad que este sentimiento se autoalimenta con otros potenciados desde Cataluña.-La democracia lleva a que, a veces, el partido más votado no sea el que gobierna…-Sí, podría considerarse una imperfección de la democracia, pero es el sistema que, entre todos, nos hemos otorgado para el conjunto de España. Una cosa es que sea legítimo y democrático y otra que en términos políticos sea considerado un uso fraudulento que comporte, y en la práctica así es, un alejamiento de la ciudadanía respecto a la democracia porque la gente se pregunta de qué sirve votar a una opción política, que ésta gane y después en los despachos se consolide una opción de gobierno diferente a la ganadora. De todas maneras, debemos aceptar su legitimidad.-¿Por qué esa fascinación por Obama o Sarkozy? ¿Quizá por la falta de políticos de esa talla en España? -La política española ha bajado de nivel y los políticos también. No es lo mismo el nivel de los políticos actuales, entre los que me incluyo, y los de la Transición. La política ha bajado de calidad y, lamentablemente, mucho me temo que es un pez que se muerde la cola; cada vez la política está más desprestigiada y precisamente por el desprestigio cada vez costará más que gente preparada, gente buena, que está en la actividad privada, con unos sueldos muy diferentes de los políticos, quiera implicarse en la gestión pública. -¿Cómo hemos llegado hasta aquí?-Hay un factor clave y es la Ley Electoral, las listas cerradas fueron necesarias y positivas al principio de la democracia, pero, de la misma manera que fue necesario entonces, es nefasto para el momento actual. Hoy en día, el diputado está más pendiente de lo que pueda decidir la dirección de su partido que no de lo que puedan pensar y decidir los electores.-Pero muchos políticos están satisfechos y sacan pecho.-Considerarnos una casta aparte es un error, somos gente normal y corriente, aunque a veces hay alguien que tiene tendencia a comportarse y actuar como si estuviera por encima de la gente corriente, y eso también genera desafección.

Pedaleando con dos piernas«Me toca liderar a CiU en la política española». Puede sonar a obligación, pero la frase demuestra su sentido de la responsabilidad. Duran Lleida sabe lo complejo que es para un político nacionalista lidiar en la arena del Congreso; le va esa adrenalina e intenta que no se mire a CiU sólo «con luces cortas». Le hicimos subirse a una bicicleta, uno de sus «hobbies» desde bien pequeño, cuando usaba una de un solo plato y un único piñón para ir al colegio. En el receso estival, no está mal cambiar el trasiego de los aviones por la Costa Brava y los Pirineos porque hay que repartir entre el mar y la montaña.