Los Ángeles

Juliette Binoche «Soy actriz no una leyenda»

Etérea y cercana al tiempo, la actriz es en «El vuelo del globo rojo», que lleva la firma del taiwanés Hou Hsiao-hsien ,Suzanne, una madre que trabaja como narradora en un colorido espectáculo de marionetas.

Binoche es Suzanne, una madre separada que trabaja como narradora en un espectáculo de marionetas
Binoche es Suzanne, una madre separada que trabaja como narradora en un espectáculo de marionetaslarazon

Dos películas «Azul» y «La insoportable levedad del ser» le bastaron a Juliette Binoche para con- quistar Hollywood, veinte años de una efervescente carrera que cuenta con un Oscar por su interpretación en «El paciente inglés». Sentarse a hablar con ella es una experiencia diferente. Binoche, que practica Pilates y sigue una dieta rigurosa, resulta amena y cercana, y se aleja del estereotipo de estrella. De hecho, su carrera mira a Francia para pasar la mayor parte del tiempo con su familia, de quien le cuesta separarse. -«El vuelo del globo rojo» supone su primera colaboración con el director taiwanés Hou Hsiao-hsien. ¿Cómo calificaría la experiencia? -Me sentí muy afortunada por poder trabajar con él y de hacerlo, además, en Fmi país. Se trata de un proyecto que le ofreció al director el Museo de Orsay. Yo definiría este rodaje como algo salvaje, porque Hou normalmente no trabaja con actores profesionales, ya que prefiere la improvisación. Todas las tomas son muy libres, carece de guión. Uno comienza a preparar la escena y no sabe exactamente qué es lo que va a ocurrir; él te ofrece unos consejos y te guía para que el público pueda después seguir la historia. La experiencia ha sido absolutamente maravillosa porque he descubierto a un auténtico artista, a un creativo que me ha hecho, no sólo ser y sentirme actriz, sino también como una escritora al mismo tiempo. -¿Sabía cuál era el método de trabajo de este director?-Me dijo en un principio que su forma de dirigir era diferente, que no quiere que los intérpretes sientan la presión de quien está detrás de la cámara y sigue sus movimientos, de ahí que a veces se marchara y nos dejara solos en el plató. -¿Qué es lo que le ha resultado más interesante? Sin ninguna duda, el método del director. Ha hecho que el trabajo se convirtiera en poesía, y a mí me encantan los poemas, trabajar con poetas. -Da la sensación de que eso de ser una estrella de Hollywood no le apasiona, ¿me equivoco?-No va desencaminada. Lo que considero prioritario es vivir aventuras creativas a través de mi trabajo. La fama, el éxito y Hollywood no me interesan en absoluto. Sólo me considero una actriz que vive de su trabajo, no una leyenda. Además, no me siento una gran estrella, sino una más bien pequeña. -¿Piensa que con este filme ha conquistado otra cultura? -Yo no hablaría de cultura, sino de filosofía. Se trata de una forma de trabajar en la que es necesario dejar a un lado el control y permitirle a la vida que haga lo que quiera con cada escena. Existe una libertad de movimientos que espolea al actor a la hora de enfrentarse con los diálogos que ha de memorizar, en la improvisación, que te permite, como artista, ser creador y autor al mismo tiempo. -¿Cómo selecciona los personajes que interpreta? -Considero mi profesión como una colaboración entre intérprete y realizador. Cuando encuentro uno con quien deseo colaborar en un proyecto me uno. -¿Presta atención a las críticas que se escriben sobre usted? -Una vez que la película se estrena deja de pertenecernos, y poseo un sentimiento encontrado con respecto a ese momento. Lo que suelo hacer es preguntar a mi publicista qué han escrito los críticos sobre mí, pero no leo lo que publican porque si no corro el peligro de no dormir (risas). -¿Es Hollywood un seguro de trabajo para los actores europeos? -Si hay algo que no ofrece es precisamente seguridad. Yo empecé a trabajar allí con «La insoportable levedad del ser», un filme que contaba con dinero americano e intérpretes europeos. Harvey Weinstein, uno de los grandes gurús de la profesión, distribuía en aquella época filmes europeos en Estados Unidos, y así le conocí. Se hizo cargo de mis cintas francesas y, después, apareció en mi vida «El paciente inglés», el Oscar y el cambio.-¿Son las mujeres francesas las más envidiadas? -Si es así se lo debemos, sin duda, a Coco Channel.