Relaciones internacionales
LAquila recibe a los líderes del mundo con un «Yes we camp»
L'AQUILA- El pueblo de L'Aquila recibe a los líderes mundiales que estos días participan en la cumbre del G-8 con tres enormes palabras escritas en una de las montañas que rodean esta escarpada ciudad: «Yes we camp». El mensaje ha sido realizado por el comité «3:32», bautizada así para recordar la hora exacta en que se produjo el terremoto del pasado 6 de abril, responsable de la muerte de 307 personas. Con este gigantesco cartel, los ciudadanos de L'Aquila denuncian que la reconstrucción que dejó el seísmo no marcha todo lo bien que dice el Gobierno de Silvio Berlusconi. «Llevo tres meses viviendo en una tienda de campaña con mis dos hijos y otras cuatro personas. Mi casa quedó muy dañada por el temblor y ahora no nos atrevemos a dormir en ella. Espero de todo corazón que la celebración de la cumbre del G-8 sirva para dar un impulso a la rehabilitación de toda la zona», comentaba ayer la señora Cocciolone. Esta mujer, como el resto de los ancianos que viven en las tiendas, denuncia que el frío y la humedad están minando su salud. «Todavía debemos poner la calefacción por las noches, si no, las sábanas y el pijama están chorreando antes de dormir», expresa. Ciudad tomada Tanto el comité «3:32» como los ciudadanos de L'Aquila entrevistados por la prensa internacional coincidieron al señalar que no se sentían mal por las molestias que la cumbre está causando. La zona ha sido tomada por alrededor de 2.500 efectivos de las fuerzas de seguridad y la movilidad de los vecinos y de los asistentes a la reunión está muy controlada. El Gobierno de Silvio Berlusconi no quiere que se repita una situación como la de la cumbre de Génova de 2001, que marcó un hito en la historia de los movimientos antiglobalización. Hasta ahora, la seguridad parece haberlo conseguido, porque las protestas han sido limitadas. «No entiendo qué hacen los antisistema aquí. Ya tuvimos suficiente destrucción con el terremoto», dijo con sorna Filippo, un señor de mediana edad cuya casa ha sido dañada por el seísmo. Barack Obama, presidente de Estados Unidos, Angela Merkel, canciller de Alemania, y Dimitri Medvedev, presidente ruso, decidieron pasar parte de su tiempo en L'Aquila visitando la devastación que han vivido la señora Cocciolone y sus vecinos de la provincia. Merkel paseó por las calles de Onna, un pequeño pueblo que ha sufrido dos graves desastres en los últimos sesenta años: una matanza a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y el terremoto de la pasada primavera, que dejó en ruinas la mayoría de las casas del pueblo. «Mi presencia aquí pretende ser un pequeño gesto a favor de una población golpeada en el pasado por Alemania», afirmó Merkel, comprometiéndose además a hacerse cargo de parte de los costes de reconstrucción del pequeño poblado. Obama, por su parte, recorrió el casco histórico de L'Aquila y se detuvo en dos de los edificios emblemáticos de la destrucción que dejó el terremoto: el Palacio de Gobierno y la basílica de Collemaggio. Durante su visita, el presidente norteamericano protagonizó un momento divertido cuando tuvo que doblar la cintura para saludar a la presidenta de la provincia de L'Aquila, Stefania Pezzopane, que es de baja estatura. Obama, Merkel y Medvedev estuvieron acompañados en sus visitas por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que les hizo de cicerón entre los escombros.
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