Sevilla

La cúpula de SGAE pide a Bautista un cambio de rumbo

La cúpula de SGAE pide a Bautista un cambio de rumbo
La cúpula de SGAE pide a Bautista un cambio de rumbolarazon

La polémica por el cobro de derechos de autor en conciertos benéficos -como los de las Víctimas del Terrorismo de los que informó ayer LA RAZÓN, o el caso del concierto benéfico de David Bisbal en favor de Juanma, un niño de Almería con una enfermedad degenerativa- ha creado una honda preocupación en la Junta Directiva de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Varios de sus miembros consideran que la pésima imagen de la entidad en la sociedad requiere un cambio de rumbo. «Voy a exponer este tema, junto a otros directivos, en la junta del próximo mes de junio», declaró Salvador Távora ayer a LA RAZÓN. El dramaturgo considera que es urgente acabar con la imagen de «sociedad recaudatoria voraz» que se ha proyectado a la opinión pública. Távora cree que en el caso del niño de Almería SGAE actuó con «falta de elasticidad» al enviar un recaudador para obtener el diez por ciento de las ganancias del acto. El fundador de La Cuadra de Sevilla propondrá a sus compañeros intensificar «el diálogo con la sociedad» y medidas para que «estos casos no se repitan». «Poco hábil» Si en algo coincide la Junta Directiva es que «los derechos de autor son irrenunciables» y que la entidad actuó de acuerdo a sus estatutos. Sin embargo, algunos de ellos admiten que cuando conocieron la noticia se sobresaltaron y juzgaron la actuación de SGAE como «poco hábil». «Esto se solucionaría con un cambio en los estatutos, como ha ocurrido otras veces, pero habrá muchos socios que no quieren», admite un antiguo dirigente de la entidad. «Claro que hay preocupación en la Junta Directiva. Entiendo que cuando existe un divorcio entre una entidad y la sociedad algo se está haciendo mal. No estamos sabiendo divulgar lo que hacemos, porque SGAE no sólo recauda, también reparte», admite el músico José Miguel Fernández Sastrón, miembro del Colegio de Pequeño Derecho de la cúpula directiva de la entidad. El músico expresó en la propia SGAE su «desacuerdo» con la postura de la sociedad tras hacerse público el cobro en el concierto benéfico de Almería: «Se hizo con la mejor intención, pero en lugar de explicar a la gente qué supone un concierto de estas características se reconoció un error que no es tal». También asegura que «las formas son importantes», y considera que en el caso de Juanma «existió un problema de torpe gestión por parte de la persona que acudió a cobrar» los derechos de autor. El gaitero y compositor José Ángel Hevia, que también pertenece a la Junta Directiva, quiere mostrar toda su «solidaridad con la familia de Juanma y en el momento que sea preciso pondré mi música y cederé mis derechos para contribuir» a su causa. Hevia es de los que opinan que «a nadie en este país le gusta pagar voluntariamente». Aun así, considera que «sería estúpido decir que SGAE es muy querida por la sociedad, aunque sí lo es por los 72.000 socios». A pesar de que Teddy Baustista se ha convertido en uno de los hombres más impopulares de España, Hevia opina que su reelección es debida a su «tremenda efectividad». Sin embargo, hay voces que reclaman una mayor participación de los autores en la marcha de la entidad. Votan los más recaudadores Para lograr tener un voto permanente en la asamblea general de SGAE es necesario recaudar un mínimo de 22.908 euros en los últimos cinco años. En caso de que se trate de un voto temporal, al menos se exige haber recaudado 381 euros en concepto de reproducción o distribución, y en el caso de comunicación hasta 6.872 euros por un solo sufragio, mientras que los que recaudan más de 101.564 en el último ejercicio cuentan con 5 votos. En 2007, el 62,8 por ciento de socios de la entidad no fueron beneficiarios de derechos, lo que ha propiciado que en algunas asambleas sólo el 10 por ciento de los socios haya podido emitir su veredicto en una entidad regida por Bautista desde principios de los 80. Otro dramaturgo y miembro del Colegio de Pequeño Derecho de la entidad, Ernesto Caballero, considera que «falla la comunicación», aunque rechaza calificativos como el de «grupo mafioso» y considera que a la mala prensa de SGAE han contribuido «las multinacionales audiovisuales», poco predispuesta a satisfacer con regularidad los derechos de autor: «Los que estamos dentro no salimos de nuestro asombro por la campaña orquestada contra la entidad». Caballero niega la falta de transparencia de la SGAE que diversos sectores reclaman: «Llevo poco tiempo aquí, pero fui elegido democráticamente». Respecto a que los repartos no sean públicos, el dramaturgo encuentra su lógica en «el respeto a la privacidad de los autores».